En enero pasado hice un paréntesis en el descanso invernal del Diccionario Palmeño de la Parcelilla, para incluir el término meringote, debido a la proliferación de resfriados y gripes (ahora ésta última tan de moda con la nueva que nos está atacando). Pero la parcelilla lleva tiempo abierta y en uso, así que retomo la colección de “palabros” para engrandecer nuestra lengua vernácula.
La palabra que inicia temporada es Citrahto. Cuando era pequeño me llamaban así, porque era menudo, delgado y muy moreno de piel, casi negruzco. El citrahto era para nosotros esas barritas negras y delgadas, de sabor dulce o más bien agridulce, que vendían en Ca’Pineda (u otros quioscos de chucherías) y que los finolis llamaban regaliz.
La palabra que inicia temporada es Citrahto. Cuando era pequeño me llamaban así, porque era menudo, delgado y muy moreno de piel, casi negruzco. El citrahto era para nosotros esas barritas negras y delgadas, de sabor dulce o más bien agridulce, que vendían en Ca’Pineda (u otros quioscos de chucherías) y que los finolis llamaban regaliz.
Era un producto antiguo, usado desde siglos atrás como condimento y como medicamento. También para fabricar la cerveza negra. Sus raíces la vendían en los pueblos, limpiadas y cortadas por los vendedores ambulantes, como golosina artesana. Para los niños, un verdadero placer, que te manchaba, además, las manos de negro cuando lo chupeteabas. Ummmm, que gozada.
No podía encontrar ningún significado de la palabra, hasta que busqué cambiando varias letras, para sortear la pronunciación andaluza. Apareció entonces el término original, como uno de los nombres que en castellano se usan para denominar al regaliz, al palodú, al orozuz: el citrasto.
No podía encontrar ningún significado de la palabra, hasta que busqué cambiando varias letras, para sortear la pronunciación andaluza. Apareció entonces el término original, como uno de los nombres que en castellano se usan para denominar al regaliz, al palodú, al orozuz: el citrasto.
Como decía antes, a mí me llamaron de pequeño el citrahto. Ya no podrían hacerlo, pues la piel se me aclaró bastante y estoy “más corpulento” en la actualidad. Un día, jugando en la antesala de mi antigua casa, perdí el equilibrio y fui a parar al suelo. “El citrahto se cayó”, fue mi comentario avergonzado, delante de mis padres y visitas. Todos rieron la ocurrencia y me lo recordaron muchas veces después. Al ver la foto lo he recordado. Así que nueva palabra para el Diccionario:
Citrahto
1. m. Regaliz, citrasto, orozuz, paloduz, palo dulce.
Citrahto
1. m. Regaliz, citrasto, orozuz, paloduz, palo dulce.
2. m. Mote del Schevi, cuando era niño y escuchumizado.
2 comentarios:
Hola Javier me alegra que abras la nueva temporada de “La parcelilla”.
Le acabo de preguntar a mi hija el significado de la Citrahto y he comprobado que los niños de ahora aun lo conocen, pero a sabiendas le he insistido con otra palabra que estaba seguro de que no acertarían
(SIQUITRAQUE).
No se si te acuerdas de esa especie de fósforos pegados a un cartón que se restregaba contra las paredes y explosiona continuamente. Ahora al leerte me he acordado del puesto del Triguto, en la calle Salvador donde yo solía comprar por 1 o 2 pesetas todo tipo de galguerías y los mencionados siquitraques.
Parece mentira pero cierro los ojos y lo recuerdo perfectamente.
A y los chicles BAZOKA.
Perdona pero:
¿La palabra galguerías aparece en algún diccionario?
Saludos., Javier llevaba algún tiempo sin pasar por aquí.
Hombre, emago, se te echaba ya de menos por las tierras celtibéticas.
Está bien que los niños actuales conozcan la palabra cistrasto ("citrahto", con hache aspirada, para ensordecer la ese), tiene muchos recuerdos para nosotros y, como digo en el artículo, es menos finolis.
Lo de galguerías no lo conocía, pero existe en el Diccinario de la Real Academia, con el significado de chuchería y golosina (http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=galguería).
Siquitraque también existe como derivación de triquitraque: Rollo delgado de papel con pólvora y atado en varios dobleces, de cada uno de los cuales resulta una pequeña detonación cuando se pega fuego a la mecha que tiene en uno de sus extremos (DRAE). También me he acordado cuando los comprábamos de chicos, eran como inofensivas tracas hechas de papel y fósforo, sí, por eso también los llamábamos "mistos", como las cerillas para encender fuego. Hay que ver cómo nos las ingeniábamos para sacar partido a una peseta en aquellos tiempos y cómo liábamos a los dependientes de los puestos de chucherías...o galguerías.
Un saludo.
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