Había un bar en la calle Feria de Palma, conocido por "El latero", por estar situado en una casa antigua donde vivía y trabajaba un artesano, profesional en elaborar y reparar objetos de latón, de hojalata, como cubos, aceiteras, regaderas, jarrillos, palanganas, etc. Recuerdo de pequeño aquel establecimiento, en el portal de la casa, con sus cacharros amontonados, donde trabajaba el latero. Como también recuerdo la zapatería de Agustín, más cercana a mi calle, con una disposición similar, todo muy antiguo, muy artesano. Eran otros tiempos en que la calle Feria tenía todavía el bullir de comercio, bares y otros establecimientos, herederos de los que la hicieron una calle principal, al instalarse las tiendas que obtuvieron el privilegio de Juan II de Castilla de celebrar mercado desde la Edad Media. Y eso atrajo también a los que tenían algo de fortuna para instalar sus viviendas allí.
El bar El latero era un lugar con encanto. No tenía dimensiones para acoger a una gran afluencia de clientes. Era pequeño y estrecho, al hilo de la fachada, con una barra para servir a lo largo del local, que dejaba una pequeña zona donde acomodarse (es un decir) la clientela. Tenía una puerta de acceso que daba al reciento, con un escalón para sortear un nivel más rebajado respecto a la calle. Y lo ventilaba una sola ventana, más alta que ancha, que servía de desahogo cuando hacía buen tiempo, pues era común ver al personal consumir su fino y su tapa, desde la calle, apoyados en los barrotes a media altura de la ventana, mientras disfrutaban de la tertulia con los demás clientes y el dueño del bar.
Por mi edad disfruté pocas veces de su servicio, ya que hace muchos años que cerraron, y en su lugar hay ahora un comercio del ramo del textil, pero para mí era un punto de referencia frecuente. De niño era el lugar ideal para conocer las vicisitudes de liga de fútbol, ya que en una repisa que tenía por encima del frigorífico, y a lo largo de la barra, se mostraban banderines de los equipos de fútbol, ordenados según la clasificación de cada jornada. Así, cada domingo, cuando mi madre nos llevaba de paseo, después de ir a misa, pasábamos por allí y yo miraba impaciente por la ventana para saber cómo iba la liga y si mi equipo favorito de entonces iba bien clasificado, pues el Latero, diligentemente, cambiaba la posición de los banderines, una vez terminados los partidos.
En las fotografías que expongo aparecen Miguel Santos (a la izquierda), el padre de Anamari, que pudo ser mi suegro de no haber fallecido antes de la boda, junto a Manuel Godoy, el "Latero" (el del bigote) y otros clientes. Mucho tiempo después siguieron compartiendo amistad y paseos por el pueblo, como en aquellos tiempos. En las imágenes vemos detalles del bar, como las fotos de toreros (hay una de El cordobés, cuando fue recibido por Franco), de alguna "famosa" de la época (una incluso en bikini), algunos calendarios (uno típico de los setenta, con el incipiente "destape", donde se aprecia que pudo ser hecha la instantánea en 1970), una botella de vino con la imagen del cantaor Fosforito, un quinqué y un candil, recuerdos del anterior negocio familiar, una radio de válvulas, objetos publicitarios, como el del vino de Montilla que anuncia el resultado de los "ciegos" (el sorteo de la ONCE), carteles del fútbol local, botellas, platos de tapas, barriles y los famosos banderines que tanto interés despertaban en mi antigua pasión por el fútbol, compartida con los compañeros de la niñez.
Las fotos, prestadas por mi mujer y que alguien le regaló, son un entrañable testimonio de uno de los típicos espacios protagonistas de la pequeña historia no lejana de mi ciudad.
8 comentarios:
Lo de la foto del calendario es de libro. A mí casa iba un pescadero que llevaba una furgoneta enterita llena de calendarios de bolsillo. Vamos, que traía más mujeres que pescado :-s
En la primera foto, el personaje de la derecha es Paco García Dugo, a quien sin duda conocerías.
Saludos.
Efectivamente, Alfonso. Los calendarios con niñas en bikini o medio desnudas se pusieron de moda en aquella época. Y además empezaron a circular los calendarios de bolsillo, mucho más atrevidos.
Octavio, sí le conozco, como supones. En aquel bar se daban cita muchos de los miembros de lo más granado de la "sociedad" palmeña, junto a currantes de lo más humilde. No había barreras.
Saludos
Qué alegría me ha dado ver en tu blog la buena referencia que haces acerca de uno de los bares más típicos de la calle Feria y ya desaparecido; soy Francisco Godoy, sobrino de Manolo "el latero" y las fotos se las pasé a José Miguel Santos por la obviedad de las mismas.
Mi tío tien 86 años y aún no precisa de asistencia para nada y su cabeza la funciona muy bien; tan solo ha dejado de conducir. Todos los días lo recoge una sobrina, prima mía, y se lo lleva a Pajares donde tiene una parcela y donde se entretiene la jornada hasta que llega la noche y lo regresan a Palma.
El bar era muy pintoresco y lo has descrito bastante bien; para ahondar un poco os diré que uno de los primeros televisores en color que funcionaron en locales, fue el de mi tío.Hace gala de los buenos clientes y amigos que tenía (y que ha ido perdiendo por el transcurso de los años) pero también de lo mucho que "bregó" en el bar; me cuenta que él inició la costumbre de cerrar un día a la semana, así como en Navidades, lo cual no se estilaba en aquellos años.
Dispongo de otras fotos del bar, de mi tío con sus amigos...
Repito que me ha agradado mucho.
Un saludo.
Francisco, bienvenido y todo un honor que escribas estas palabras en mi blog. Me conforta dar alegrías como esta crónica, humilde reseña de un histórico bar palmeño. Y me alegro de que Manolo "el latero" siga vivo y bien. Muchas veces acompañó a Miguel Santos cuando iba a verme al ayuntamiento para alguna cosa. Este post me está trayendo grandes satisfacciones, pues son bastantes ya los que me lo están comentando, además, por correo o en persona. Y para todos ha sido una alegría recordar un lugar tan entrañable de nuestra historia local. Y un antiguo local, con mucha historia.
Me encantaría conocer esas fotografías de las que hablas.
Un saludo, y pasa por aquí cuando quieras.
hombre discreto Manolo el latero y buena persona,yo recuerdo el bar el bullicio que se escuchaba desde lejos y el olorcillo a vino, que bien lo describes y que alegria le ha dado a mi amigo francisco, LUI un saludo.
LUI, hace tiempo que no se te ve por aquí. Me alegro de que sea para comentar este post. Un artículo que tantas alegrías está provocando, sin esperármelo. Muchas gracias por tus palabras.
Un saludo.
Entrañable bar de Manolo "el latero". Me crié enfrente de el y Recuerdo ese olor a vino añejo y a madera de barriles, las tertulias de futbol y toros que se escuchaban en toda la calleferia y en tiempo posteriores de "politica" que ya se podia hablar con la muerte de "Paquito". Fué el único bar donde vi a mi padre sin su familia. Invitaba a algún vino y un pequeño "tentenpie" a los viajantes de comercio que visitaban la zapateria de mi padre, cargados de maletas con las muestras de calzado para la próxima temporada, despues de una mañana intensa de discusiones de precios, fechas de entregas mientras se "despachaba" a la clientela que aparecia. Porque en aquel entonces se "despachaba" y hoy en dia hay que vender. Curiosamente despues de 50 años vendiendo calzado en la calle feria y la continua Castelar nadie menciona la zapateria y alpargateria "La Alicantina", ni siquiera he visto fotos antigua donde aparezcan las tiendas. Y he visto bastantes de la calle feria y Castelar. En fin, que corto es el recuerdo y que largo el olvido. Curiosamente tengo todavia en mi casa la cámara (de madera) que se utilizaba en el bar de Manolo "El Latero" que se vé en las fotos.
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