Esta semana se han repetido las movilizaciones, tanto de estudiantes, como de trabajadores, jubilados o parados. La reforma laboral y los recortes siguen siendo motivo de crispación entre la mayoría de la ciudadanía, cada vez más empobrecida, con menos derechos y más atacada desde el poder político. El día 29 pasado otra serie de manifestaciones en toda España, y en Europa, volvieron a ocupar las calles. De nuevo los propagandistas de la derecha han lanzado su furia, no solo contra el PSOE y Rubalcaba, sino contra esos sindicatos. A las acusaciones de estar subvencionados (como si eso fuera un delito, cuando no se trata de la Iglesia, los empresarios o los partidos políticos) se ha unido la calumnia de hacer culpables a los manifestantes de los escasos incidentes, que han protagonizado grupos minoritarios de provocadores, amplificando sus consecuencias. Además de acusar, de nuevo a los sindicatos, de movilizarse ahora y de haber estado callados en los años de gobierno de Zapatero. Mienten, pues hubo hasta una huelga general en septiembre de 2010, convocada por los sindicatos. Y mienten, pues ni el PSOE ni las centrales sindicales hacen uso de la violencia. El colmo de los despropósitos y los ataques se ha producido cuando las centrales han convocado manifestaciones también para el domingo 11 de marzo. El PP y su caterva de agentes mediáticos han saltado al cuello de los sindicalistas por hacerlo en esa fecha, aniversario de los atentados del 11M. El ministro del interior ha dicho que es una "falta de respeto y de sensibilidad". No se han quejado de que ese mismo día haya partidos de fútbol o misas en las iglesias. Eso no le estorba al PP en su permanente manipulación de las víctimas del terrorismo. Le molesta la libertad de expresión de los que están en contra de sus recortes y del retroceso en derechos laborales.
La foto del viernes es un homenaje al sindicato. Al sindicato como organización de defensa de los trabajadores. Con sus virtudes y sus defectos. Porque se los quieren cargar también con esta reforma laboral, al restringir la negociación colectiva. Y tiene un matiz simpático. Es la foto de un bar y un hostal de Arcos de la Frontera (Cádiz), famoso por sus tapas. Hace años estuvimos allí de visita y le hice la foto por la manera curiosa de llamarse. Luego supe que se llamaba así porque en el edificio estuvieron los sindicatos verticales, hoy felizmente desaparecidos, y sustituídos por los sindicatos de verdad. Como es en Cádiz lo llamaban "cindicato", con ceceo, y le colocaron una "z", para enfatizar. Ahí queda.
2 comentarios:
A fin de cuentas el sindicato o "zindicato" no deja de ser la casa del pueblo y qué más da como lo llamen en cada lugar.
Claro, eso da igual. Lo importante es la función que cumplen de defensa de los trabajadores.
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