Al Capone fue un gángster famoso de Chicago que se enriqueció gracias a la ley seca, dedicándose al contrabando y otras actividades criminales. Sin embargo las autoridades no consiguieron encarcelarlo por estos delitos, sino por evasión de impuestos. Es uno de esos casos en que por una "cuestión menor", accesoria, no sustancial, se consigue derribar a alguien que es odiado y perseguido por dedicarse al crimen organizado. Y es un ejemplo de cómo por cuestiones morales, por prohibiciones algunas veces sin sentido, alguien hace grandes negocios, amparándose en los bajos fondos, en las actividades criminales que sirven de sustento a personas que se auto-marginan de la comunidad y sus formas de socialización y generación de riqueza normales, haciendo del crimen su forma de vida, su profesión.
Ayer nos enteramos que otro personaje odiado, Silvio Berlusconi, que ha sorteado con éxito los intentos de ser juzgado por supuestos delitos como corrupción, sobornos a jueces, abuso de poder, relaciones con la mafia calabresa, o fraude fiscal, va a ser juzgado el próximo 6 de abril. Berlusconi había llegado a impulsar una ley, la llamada Ley Alfano, por la que no se le puede juzgar mientras esté en el cargo, ley que ha sido declarada parcialmente inconstitucional. Y ahora eso va a permitir que le vayan a encausar. Pero, ¿será por esos sobornos, esa corrupción o sus supuestas relaciones mafiosas? No, esta vez será porque el escándalo de las velinas, las jovencitas que ha llevado a sus villas y aposentos, y a las que ha pagado, al parecer, muchas veces como a prostitutas. El caso de Ruby, la menor que acudió a las orgías que organizaba, es el detonante del juicio.
¿Por qué pongo en el mismo plano el caso de Berlusconi y el de Al Capone?. El gángster estadounidense (de origen italiano, vaya casualidad) se enriqueció por la ley seca, ley impulsada por los conservadores e integristas religiosos norteamericanos, que impusieron su visión moralista contra el consumo de alcohol, generando, a la vez un gran negocio sucio con la venta de bebidas clandestinamente. Berlusconi se nos ha mostrado como un voraz consumidor de la prostitución, otra actividad, ilícita por motivos morales, que también enriquece las arcas de las diversas familias criminales de nuestro amado occidente. Tanto en una como en otra prohibición (la del alcohol felizmente ya derogada) no solo no resuelven los problemas que dicen atacar (la depravación moral de quienes hacen uso de sus mercancías), sino que además florecen debido a la misma prohibición, al dejar su explotación en manos de los criminales.
Antes la prostitución era tolerada por las autoridades. Incluso, los locales donde se practicaba la prostitución (llamados curiosamente "casas de tolerancia") eran escenario de otras actividades lúdicas, como la música, el juego o hasta la literatura, o sirvieron para fraguar negocios de tipo económico o hasta político (muchas conjuras, golpes y otras acciones políticas se han preparado en algún burdel). Algún tiempo después de la Guerra Civil, en España, siguieron existiendo burdeles, casas de putas, prostíbulos, lupanares, etc. Pero Carmen Polo, la mujer de Franco, muy influenciada por la Iglesia, presionó para cambiar la legislación y para perseguir la prostitución. El resultado es que hoy este negocio esté en manos de delincuentes profesionales, que lo suman a otros como el tráfico de drogas, el contrabando de tabaco, la extorsión, el secuestro, el tráfico de inmigrantes ilegales o la pornografía infantil. El moralismo ha traído como consecuencia la "marginación", la criminalización del negocio.
No me parece raro, por tanto, que alguien que se sumerja fácilmente en este mundo, tal como está, "dé un paso más". El caso de la menor Ruby, que parece no ser único, pone el acento en esta deriva, consecuencia también de colocar la prostitución en el ámbito de la ilegalidad y la marginalidad. La pedofilia es un crimen repugnante, agravado si hay además coacciones o pagos de por medio. El que se acuse de prostitución infantil a Berlusconi significa que la sensación de impunidad y la vanidad sin límites de este personaje han podido hacerle traspasar un límite infranqueable, no tolerable, a pesar del apoyo y el voto popular. Esto puede hacer que, a pesar de no habérsele podido juzgar por los restantes hechos de los que se le viene acusando desde hace años, esta vez un asunto "colateral" (como lo fue la evasión fiscal de Al Capone) termine llevando a Il Cavaliere al infierno del recinto carcelario. Y lo eche de la vida pública para siempre.
El hecho de que esta menor sea marroquí, para colmo, demuestra una vez más que la hipocresía de algunos "defensores de los valores tradicionales" y la civilización occidental no tiene límites. Quien ha llegado a tolerar que miembros de su grupo político propugnaran el bombardeo de los barcos cargados de inmigrantes ha terminado envuelto en un "lío de sexo" con una inmigrante magrebí. Seguro que habrá más sorpresas.
4 comentarios:
Un figura. Pero le votan. Digno de estudio.
Es curioso pero esta misma mañana hacía esta misma comparación de Silvio y Capone con un compañero, seguro que Ruby no llegó en patera a Italia.
Un saludo.
Si, Alfonso, ojalá puedan estudiar este fenómeno pronto, pero como algo ya histórico.
Seguro que no, Quinto Forajido, pero visto el "hambre" del Cavaliere no me extrañaría que se la beneficiase aunque fuese una "ilegal".
Saludos.
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