Javier Arenas y las camisetas

Entre los rifirrafes políticos que se ven últimamente, el conflicto de las camisetas verdes que portan los defensores de la enseñanza pública, contrarios a los recortes en Educación que están practicando los gobiernos del PP, ha llegado a causar un cruce de denuncias entre el PP madrileño de Esperanza Aguirre y los impulsores de las protestas. Los seguidores de la lideresa popular les acusan de fraude fiscal, por vender las camisetas. 

Se olvidan otras camisetas, como las naranja que portan los funcionarios andaluces que protestan contra la reordenación del sector público impulsada por la Junta de Andalucía. Interesadamente, claro, pues el PP andaluz alienta esas manifestaciones "uniformadas" de naranja. También se olvidan, por ejemplo, de ciertas prácticas, como la venta de lotería con papeletas que hacen los partidos (todos), en las que se juega una participación en un número comprado por éstos, a cambio de un "donativo" que se supone irá a las arcas del partido. Por ejemplo:

¿Se tributa o no por estos donativos? Aquí tampoco se pide la intervención de la Agencia Tributaria. 

El domingo pasado vimos en Granada la exhibición de otro tipo de camisetas. En los actos que el PP andaluz está realizando dentro del llamado "movimiento por el cambio" (¡qué feo suena eso del "movimiento" entre quienes dirigieron anteriormente otro adjetivado como "nacional"!), Javier Arenas se reunió con las Nuevas Generaciones del PP. En el escenario numerosos militantes de la organización juvenil del PP lucían camisetas con un lema nuevo "X PRESA T por el CAMBIO". Está redactada en la forma de abreviar las palabras, propia de los jóvenes, que usan en los mensajes de teléfono móvil. Una manera algo enrevesada, a la vista. Sobre todo, porque puede dar lugar a diferentes interpretaciones. Si no, ved lo que muchos pueden entender: "PRESA por el CAMBIO". Presas, presos, recluídos, recluídas, sometidos por un cambio a peor, es lo que da a entender. 

Hay que cuidar el márketing electoral, señor Arenas, que el subconsciente juega malas pasadas.