martes, 24 de agosto de 2010

Atardecer


Mirar al horizonte no siempre es posible en el interior. Bueno, mirar sí. Ver el horizonte, y ver ponerse el sol tras él, eso es muchas veces más difícil. 

Es bello el atardecer. Nos conmueve ver al astro rey ocultarse delante de nuestros ojos, lentamente, como no queriendo irse. No nos duele la vista cuando nos deja, al mirarle, al observarle con pasión. Y se engrandece mientras se oculta. Es lo que tiene ser un gran cuerpo celeste, un gran señor del universo. Menos mal que después vuelve a visitarnos.

2 comentarios:

Alfonso Saborido dijo...

Lo malo es que cuando empiezas a conocer el universo, te das cuenta que ni es Señor, ni es tan grande. Es uno más, y nosotros, menos :) Pero bueno, que está bien que salga cada día, mal asunto si no lo hiciera :-P

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

Para nosotros, seguro que sería muy malo que no saliera ese "pequeñito astro rey". :-)

Un saludo.