Oficial: ¡Oiga, señorita, no siga! Deje de quitarse ropa...
Ella: Me da igual lo que me diga, estoy harta de tanto calor. Y me voy a quitar lo que me sobre.
Oficial: Le ordeno que pare ya. No está permitido ir sin ropa por las calles de esta ciudad.
(Ella sigue desnudándose, sin hacer caso al policía, mientras tira la blusa sobre una papelera.)
Oficial: Se lo digo una vez más: no continúe con su striptease en la calle. Las ordenanzas municipales exigen un comportamiento decente en la vía pública.
(La striper ocasional sale corriendo, ante el ultimátum del oficial de policía, mientras se desprende de la ropa interior.)
Oficial: ¡Agente Fernández!, persiga a esa mujer. Y deténgala por escándalo público, provocación de accidentes de circulación, demolición ilícita y estragos.
Agente:¿Mujer?, ¿qué mujer dice?.
Oficial: ¿Cómo?, ¿me quiere decir que no ha visto a la Wonder Woman, a esta mujer nudista?......Y entonces, ¿qué me dice de este sujetador?
2 comentarios:
Pues señor, es el caso que una mujer puede provocar el más espantoso caos circulatorio imaginable. Puede causar accidentes, desastres sin cuento, guerras civiles, la pérdida de todo un imperio...
La historia nos muestra ejemplos bien elocuentes: don Pedro I de Castilla, llamado por sus enemigos "el Cruel", repudiando a doña Blanca de Borbón y emparejándose con doña María Coronel (Alcázar de Sevilla); su propio padre, don Alfonso XI, engendrando fuera de matrimonio a los Trastámara, que asesinarían a don Pedro I y constituirían una nueva dinastía, de la que proceden los monarcas españoles hasta el día de hoy; don Pedro I de Portugal, con Inés de Castro, ¡qué sé yo la de casos que registra la historia, más lo que no registra...!
Un día venía yo camino de Palma, procedente de Madrid, por la autovía de Andalucía y, a poco de llegar a Andújar, vi que los coches que me precedían daban bandazos y frenazos como si sus conductores estuvieran ebrios. Así que reduje mi velocidad, intuyendo que algo ponía en peligro la circulación, y miré atento a lo que tenía ante mis ojos.
¿Qué dirás que vi, amigo Schevi? ¿Algún socavón en la calzada? ¿Acaso un gran charco de aceite que hiciera resbalar las ruedas de los vehículos?
Nada de eso. Vi que, por una vereda que corría paralela a la autovía, paseaban un par de mujeres jóvenes con las tetas al aire. ¡Qué maravilla! ¡Qué espectáculo más gozoso! ¿Quién en su sano juicio podría pasar de largo sin prestar, al menos, unos segundo de atención a aquel regalo de la naturaleza? Los segundos precisos para darse un buen tortazo con un coche que circula a gran velocidad.
Por eso digo que una mujer puede, con la sola exhibición de sus encantos, causar, no ya un problema circulatorio, sino una auténtica debacle de proporciones incalculables.
¡Benditas mujeres, amigo! ¡Qué sería de nosotros si ellas nos faltaran…!
Un saludo,
Octavio Junco.
Me has recordado, amigo Octavio, una tarde de hace ya bastantes años, que entrando en Córdoba a toda prisa, para ir a la estación de ferrocarril, una valla publicitaria pudo costarme un accidente. No recuerdo qué top-model estaba en ropa interior, sugerente, sensual, una enormidad de curvilínea anatomía femenina, que me distrajo, y a punto me hace chocar con un coche que tenía delante parado en un semáforo. Por suerte reaccioné a tiempo.
Preguntas qué seríamos sin las mujeres. Obviamente nada, o más bien otra especie, hermafrodita como los caracoles. Vamos, como dijo Rajoy del desfile del 12 de octubre: "un plan apasionante"....por los ".....".
Benditas mujeres...aunque tengan un tamaño (por suerte) más reducido que el de la imagen del artículo.
Un saludo.
Publicar un comentario