Accidentes y motos

Hoy nos levantamos, como cada lunes, con la estadística de los accidentes de tráfico del fin de semana de la DGT. Hemos tenido 23 muertos, tres más que el año pasado. Y 11 son de motoristas. Esto me ha recordado lo que comentaba hace unos días con amigos y amigas.

Últimamente está aumentando el número de accidentes de moto, un artículo antes de lujo y hoy al alcance de muchos. También en mi ciudad, Palma del Río. Y muchos están protagonizados por menores, algo alarmante. Me viene a la cabeza el choque de un conocido del hijo de mi novia, en el polígono industrial, que le llevó a la UVI, ya que en la caída se lesionó la cabeza, al no llevar casco. Muchos menores conducen de forma descuidada, hacen carreras y piruetas, alardean de velocidad y son amantes del riesgo. Usan la moto como un juguete. Pero una moto no es un juguete.

Cuando de niño mis padres me hacían regalos, y les pedía espadas o pistolas (eran otros tiempos), me regalaban una de juguete, no un arma de verdad. Hoy regalamos a los adolescentes ciclomotores. El aumento del poder adquisitivo y la banalización de los bienes de consumo han hecho que lo que antes era un medio de transporte, por lo general para clases modestas, que no podían acceder a otro medio privado para ir al trabajo, se haya convertido en un artículo de ocio y tiempo libre, un juego. Pero una moto no es un juguete, es un automóvil, y en manos de menores (parece que cada vez más inmaduros) se convierte en un artilugio peligroso. Es como si en lugar de regalar pistolas de juguete, regaláramos pistolas de verdad. Y a más motos, más accidentes.

Parece que, lo mismo que se han hecho campañas contra el juguete bélico y el sexista, se están haciendo necesarias campañas para que los padres dejen de considerar un juego la seguridad vial. Evitaremos los accidentes, a cualquier edad.