Hoy voy a recordar una de las conocidas "leyendas" de Palma del Río. Un poco como continuación de la tarea inacabada (contra su voluntad y para nuestra pena) por el bueno de
Rafa Nieto, que se propuso narrar y comentar esas leyendas en su blog, empezando por la del supuesto
origen palmeño de las naranjas de California. En aquel post enumeraba algunas más. Hablaba de la Dama Blanca de Santa Clara, o del fantasma de las Caballerizas, por ejemplo.
Ya redacté
algunas entradas dedicadas a estas
leyendas, cuando el programa de televisión
Cuarto Milenio, de Iker Jiménez, les dedicó un reportaje, que todavía muchos buscan en la red. Así que no vuelvo a ello. El que quiera conocer mi opinión y ver el programa que se pase por los enlaces que añado a este texto.
El tema que me ocupa ahora es el de los túneles. No hablaré de las conocidas casas-túnel que se instalaron en el antiguo "Llano de la era", como viviendas baratas y fáciles de construir, y de las que publicó Saxoferreo un estudio realizado por Pablo Rabasco Pozuelo.
Me refiero a los pasadizos o perforaciones subterráneas, que hace el hombre para desplazarse por medio de un obstáculo sólido. Aclaro que la fotografía del principio es de la Puerta o Arco del Sol, un arco de entrada por la Muralla, no de un túnel, sólo que este punto del casco histórico tiene un valor importante en el tema de hoy, ya que se ve a su través, desde la calle Cardenal Portocarrero, el edificio de FE y de las JONS, y el Frente de Juventudes y la OJE, del que hablaré.
Rafa Nieto nos adelantaba en su post, que ya he mencionado, las existencia de dos líneas de túneles que supuestamente horadan nuestro suelo uniendo edificaciones importantes de la arquitectura palmeña. Y añade que son leyendas, insisto. Unos son los que habría en el subsuelo del Convento e Iglesia de San Francisco. He de decir que hasta que leí esto no había tenido noticia de tales pasadizos subterráneos. Así que no me detendré en ellos en esta ocasión.
Otros que menciona Rafa son los de la Mesa de San Pedro. Estos sí que los conozco desde la niñez. O mejor dicho, he oído hablar de esta historia. Y también conocí supuestas pruebas de su existencia.
En la entrada dedicada a la
Plaza del Ayuntamiento, uno de los edificios que mencioné era el anejo a la
casa consistorial, donde se ubicaba la sede de la
Falange Española Tradicionalista y de las JONS, junto a la
Sección Femenina, la
OJE y, en la planta alta, la
Biblioteca Municipal a cuyo frente estaba el hermano del párroco arciprestal, el famoso
Don Carlos Sánchez Centeno. El mismo edificio lo compartía una
escuela, en la que estudié cuatro años, la
Escuela Unitaria de Niños dependiente del
Consejo de Protección Escolar del Frente de Juventudes (o Patronato del Frente de Juventudes), que dirigía
Antonio García Chaves. De hecho existía cierta "identificación" entre la escuela y las organizaciones juveniles del
Régimen de Franco. La biblioteca del centro escolar era la de la OJE, y sus salones servían más de una vez como "ampliaciones momentáneas" para las actividades escolares, compartiendo el patio y los aseos que allí había. Tanta era la vinculación entre estas entidades que la escuela servía de reclamo para ingresar en la organización juvenil, atraídos por sus dependencias (salón de baile, salas de juegos, de lecturas, de televisión, etc), o sus actividades como los campamentos, excursiones, actividades deportivas o la famosa
banda de cornetas y tambores. Como muchos niños de la época sentí el deseo de afiliarme a la OJE, pero mi padre me lo impidió, debido a su rechazo de la política, fruto de su enfrentamiento con los prebostes locales del
Régimen, cuando ejercía su profesión de practicante titular, en calidad de funcionario municipal.
El salón del edificio era usado los fines de semana como
discoteca, una de las dos de la época. La otra era el
"Mesón El candil", que estaba en la calle Cuerpo de Cristo, y que fundó el también famoso
Don Tomás, el cura Tomás Pérez, que luego se fue a Villafranca y allí murió hace cinco años, víctima de una
agresión. Estando yo en ese colegio hicieron obras en el suelo del salón y entonces se descubrió lo que allí había debajo. Más de una vez nos colamos por el agujero que había por una de las entradas del salón. Una vez entré y vi como una especie de
sótano. Tenía arcos y pilares de ladrillo, o eso recuerdo haber visto. Ese sótano tenía respiraderos en forma de ventanas a ras de suelo que se comunicaban con la calle Ruiz Muñoz. Entonces es cuando conocí la leyenda de los túneles. La gente hablaba de que aquello eran uno pasadizos que se prolongaban por debajo de la plaza del ayuntamiento, algunos hasta la
parroquia de la Asunción, otros hasta el
Palacio y, los más largos, hasta la
Mesa de San Pedro. Nadie, que yo sepa, pudo ratificar esa información o creencia. Lo cierto es que en la Iglesia no se conocía nada, y en el Palacio, hasta muchos años después no hubo ningún trabajo arqueológico, y nadie habló de esos túneles.
En la
Mesa de San Pedro sí que se podía sostener la duda. La imagen que aparece antes, con los
chozos detrás, muestra en primer plano la "mesa" con algo como una roca en su lado izquierdo. También en esta otra imagen, ya sin los chozos (de años después), se ve algo similar. Seguro que era un trozo de muralla (no es, por tanto, roca, sino
tapial desprendido) que colocaron para impedir el paso por un agujero. Ese agujero era una entrada, que años después fue sellada con ladrillo y cemento. Los niños decían que era la entrada a un túnel. El túnel de la leyenda.
Sin duda eso estimulaba nuestra
imaginación. ¿Era el túnel que unía el
sótano de la escuela con los restos de la antigua
alcazaba? ¿Habría más pasadizos? ¿Conducirían a algunas
cámaras secretas? ¿Habría
tesoros escondidos allí y por eso querían impedir la entrada? El único tesoro que podemos ver son las mismas
murallas almohades que bordean el recinto histórico de lo que fue la Palma edificada por los musulmanes, que todavía están en pie afortunadamente. La llamada
"Mesa de San Pedro" no es sino una de las
torres del castillo posiblemente
almorávide, como lo son los otros "montículos" que todavía se aprecian en el terreno.
Como las torres que jalonan la muralla, ésta, posiblemente la mayor de la alcazaba, era practicable en su interior, para usarse como defensa. Por cierto en el interior de las torres sí encontramos "tesoros" históricos, como los
grafitos que decoran varios lienzos. Sin duda ese agujero tapado era la entrada a la torre, u otra abertura hacia el interior de ésta, no a ningún túnel. El terreno original estaba a una
cota inferior, como se puede apreciar en la
entrada norte del recinto, la de la torre poligonal que luego fue
Capilla de las Angustias, y que conocemos como
Arquito Quemado, al que hay que acceder bajando varios escalones.
El
castillo fue abandonado y terminó derrumbándose, y su terreno se fue elevando con los restos y con escombros de relleno, al paso de los siglos. De ahí que la entrada en altura parezca una entrada hacia un subterráneo. Alguien alimentó la leyenda haciéndonos creer que, cuando se produjeron los hechos de los que se deriva el nombre popular del
Arquito Quemado, los sitiados salieron del castillo para repeler a los atacantes que habían prendido fuego a la puerta, por ese túnel. Sin embargo, sabemos por
Fray Ambrosio de Torres que los castellanos salieron en tromba por la misma puerta, embistiendo a los atacantes musulmanes, y no habla de pasadizo alguno, que, de haberse usado, seguro que habría sido reflejado por el dominico, por lo
astuto del lance. No hace muchos años se hicieron catas arqueológicas y trabajos para dejar al descubierto los cimientos de los lienzos de la alcazaba, sin encontrar rastro de los famosos túneles, que yo sepa. También el
antiguo edificio de la escuela fue
derribado, cuando ya eran las instalaciones de la
Casa de la Juventud. Al nuevo edificio también se le dotó de
sótano, con almacén y sala de ensayos para grupos musicales. Nadie descubrió ningún pasadizo particular durante las obras, que realizaron los empleados de una de las escuelas-taller que ha tenido el ayuntamiento palmeño.
En conclusión, creo que lo de los túneles es una sugerente leyenda. Y nada más que una leyenda, de esas que adornan la memoria popular. Claro que, si alguien tiene algún dato, información o prueba contrastable más, un servidor estaría dispuesto a recogerlo, y a estudiar los pasadizos para que vieran la luz. Si hay algún tesoro oculto, desfrutaríamos con su contemplación.