Seis jóvenes violan a una niña de 13 años en Córdoba
Tres menores de edad han ingresado en un centro y un adulto en prisión
MANUEL J. ALBERT - Córdoba - 16/07/2009
El País
Esta noticia ha sido reproducida hoy en todos lo medios. En verano parece que el nivel de tensión informativa decae, y hechos como estos se cuelan entre las noticias principales. Hartos de los líos políticos, tan reiterativos, tan monótonos, tan crispados últimamente, los sucesos se ponen en primer lugar.
Es horroroso el hecho relatado, pero no es un hecho aislado. Hace pocos días conocíamos también en nuestra provincia el resultado de un juicio sobre hechos similares ocurridos en mi ciudad, Palma del Río, hace casi un año. Otra niña sufrió abusos semejantes, que se han saldado con la condena de dos menores, uno por violación y otro por omisión de impedir un delito. Las circunstancias eran parecidas, se conocían agresores y víctima. ¿Por qué ocurren estas cosas ahora?. ¿Qué está pasando con los menores, que algunos se lanzan a cometer hechos reprobables con tanta tranquilidad?.
Yo no soy padre, ni pedagogo, pero creo que algo está fallando en nuestro sistema educativo, cuando no somos capaces de inculcar en los menores la idea de que eso que se ve en las películas, en la televisión o en los videojuegos, por ejemplo, no es algo normal, sino algo negativo que trae consecuencias también negativas. Tal vez el magisterio esté demasiado dedicado a las tareas burocráticas y no puedan ejercer, como una parte más, de “educadores”, en sentido amplio. No sé. Aunque no son los culpables.
“En principio, no parece que ninguno de ellos procediese de ámbitos familiares conflictivos o desestructurados. De hecho, ayer mismo, un vecino de Baena, trabajador en una obra aledaña a la piscina municipal donde ocurrieron los hechos, no salía de su asombro. "Yo conozco a la familia de uno de los chavales estos que han atacado a la niña. Son trabajadores normales, como todo el mundo.”, leemos en la noticia. Y se subraya esta condición por muchos, creyendo que ciertas actividades ilícitas son más normales en determinados ambientes. Por tanto, choca más aún, la procedencia social de los acusados. Y aquí es donde fallará, creo, el elemento fundamental para formar, para educar: la familia. Se le ha quitado recursos, alegando abusos y malos tratos, que impiden domeñar las voluntades, siempre egoístas y sin formar, sin uso de razón, de los niños. Y también muchos padres están sobreprotegiendo a sus hijos, creando verdaderos monstruos, incapaces de desenvolverse autónomamente, que cuentan con su apoyo en lugar de la censura, cuando cometen travesuras o maldades propias de la edad. Recuerdo, como muchos, haber recibido castigos, reprimendas que merecía, y que de no haber recibido, me hubieran impedido comprender que algunas acciones, que yo creía normales, no lo eran, sino que debían ser erradicadas. Me debía comportar correctamente y ser aplicado en mis estudios. Hoy, sin embargo, parece que esto no está de moda: si un niño pega a otro, por ejemplo, y recibe un castigo, su padre puede que lo defienda y que, incluso, ataque y denuncie al maestro que corrigió la falta. Tampoco es raro que si un alumno saque malas notas, el padre acuse al maestro y no vea que su hijo lo ha hecho mal. Los docentes se quejan, con razón, de que se les ha quitado autoridad y eso es perjudicial para la educación de los menores. Ésta no es solo adquisición de conocimientos humanísticos y científicos, también es dominio de la voluntad, “doma”, encauzamiento de la personalidad para que nuestro comportamiento se encauce por los usos sociales.
Por mi puesto, tengo frecuentemente ocasión de conocer hechos ilícitos cometidos por niños y jóvenes. Es tremendo ver como algunos saben perfectamente que su posición jurídica tiene un tratamiento especial desde el punto de vista penal, menos represivo. Y digo que es tremendo porque hay quien lo usa para buscar la impunidad deliberadamente, a pesar de suponérseles no formados aún. “Cuidado con lo que haces conmigo, que soy un menor” o “denúnciame si quieres, no me va a pasar nada”, son frases que se escuchan con frecuencia. Y esto es también muy preocupante. El uso de nuevas tecnologías solo es anecdótico, lo grave es esa sensación de impunidad y la falta de conciencia del mal.
Esto que cuento son síntomas, no un análisis científico de esta realidad. Repito que no soy especialista y no puedo abordar estas cuestiones con el rigor debido. Sin embargo la preocupación es generalizada. Los que sí saben deben abordar estos problemas, sin complejos, sin prejuicios y con visión de futuro. Hay tarea.
9 comentarios:
El problema es complejo y entran infinidad de factores en juego pero hay uno muy importante. Mi madre trabajaba en casa como modista y siempre se ocupó de nosotros. Cuando ahora, ambos padre y madre tienen que salir a trabajar, imagina volver a casa y en lugar de besar o conversar con tus hijos te dediques a amonestarles, a castigarles o a gritarles/pegarles. Te sientes culpable. Asi que les consientes.
Y tu papel como defensor de sus derechos te lleva a justificar cualquier cosa, porque en realidad, tú no conoces bien a tu hijo con sólo dos horas al día en casa.
Y su educación y su referente son los medios de comunicación de masas y los amigos y poco más.
Mezcla todo eso, añádele una educación pública deficiente, un sistema capitalista donde se premia al pillo, al listo, donde se venera el dinero, el sexo, el poder, un sistema judicial colapsado, un profesorado desencantado, añádele también unas gotas de egoísmo, hedonismo, nihilismo y tendrás el futuro de las nuevas generaciones.
Sí, el problema es muy complejo. Por eso he dicho que hablaba de síntomas, ni siquiera "los síntomas". Mi escrito de hoy más bien es un grito triste que otra cosa.
Recuerdo a mi padre que me decia que si algún día recibia una queja sobre mi del colegio o de alguien del guantazo que me pegaba me arrancaba la cabeza.
Y ya procuraba yo ser más o menos bueno.
Ahora encima si le pegas a tu hijo puedes ir a la carcel.
No estoy de acuerdo en el maltrato físico a nadie pero, como yo defiendo, la educacion debe venir en principio desde el hogar familiar y la escuela para complementar esa educacion. No son los profesores quienes deben guiar al niño, sino los padres desde su responsabilidad como padres.
Un saludo
Totalmente de acuerdo, desertor.
Hola me llamo Javier de León y dirijo la web La isla tuerta (laislatuerta.com), una página de contenido variado en tono distendido, crítico e irónico. Intentamos hacer una unión de gente que tengan ganas de contar algo distinto y con estilo propio.
He visto tu blog, me ha gustado mucho y quería proponerte que escribieras para la isla tuerta como críticas de cine, televisión, música o literatura (estamos abiertos a propuestas), puedes entrar en el apartado colabora de la web y ver como trabajamos.
Ahora en Agosto cambiaremos y daremos el salto a una web mucho más completa, queremos tener gente que tenga cosas que contar en cada parte del mundo, como tú.
Estaríamos encantados en poder contar contigo.
Si tienes cualquier duda escríbeme.
Un saludo.
Javier de León
Director de La Isla Tuerta.
www.laislatuerta.com
La violencia el la forma "natural" de resolver los conflictos en la naturaleza, es la forma en que los animales se disputan a la hembra o resuelven sus conflictos de competencia por el alimento. No es dificil observar como un bebé de meses se defiente de modo agresivo, es la forma natural de defendernos y defender lo que consideramos nuestro. En mi trabajo con niños pequeños lo observo a diario. Los actos vilentos entre niños no son considerados importantes porque son aún niños pequeños, estos mismos actos cobran otra dimensión en adolescentes. Ya no se nos enseña a prescindir de la violencia para resolver los conflictos,como se hacía antes, los adolescentes se comportan como bebés: esto es mio o quiero esto y lo consigo como sea. Culpar a la escuela o al sistema educativo es muy fácil, pero los niños estan 5 horal al dia durante 180 días en cada curso en la escuela. ¿Qué pasa con esos mensajes y actitudes que intentamos inculcar en la escuela si en la familia no se refuerza con el ejemplo? Siempre se ha dicho que hay que predicar con el ejemplo. No siempre se da un ejemplo opuesto al mensaje a veces es que simplemente no hay ejemplo, todo está permitido.
Esa es mi conclusión, Anamari. La familia, como factor educativo fundamental del sistema, es la que falla más gravemente.
María, a mí me pasaba lo mismo que cuenta el desertor, tenía pánico a las malas notas y los castigos en clase. Y los primeros cursos de primaria y EGB fueron tremendos porque además la competitividad y los castigos físicos era moneda común. Porque luego mis padres me castigaban si tenían malas noticias mías. No voy a defender ese modelo educativo, pero el que se impuso después (la otra cara de la moneda) no ha ayudado a educar mejor. A eso me refería con la sobre-protección paterna. Además insisto en que los padres deben "educar" a sus hijos, no defenderlos erróneamente consintiendo sus caprichos y sus travesuras, como bien dices.
Gracias, Javier, porque te guste mi blog y por tu ofrecimiento de colaboración. Me pasaré por la web y sopesaré la oferta, que casi seguro aceptaré (no es la primera que tengo y ya he colaborado en alguna otra muy interesante, como El Mundano, http://elmundano.wordpress.com/)
Un saludo, tendremos noticias.
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