Por muchos obstáculos que pongan al arte dramático (económicos, fiscales, censuras...), el teatro no morirá. Cuando unos niños juegan, hacen teatro. Cuando los adultos representan obras teatrales, reviven su niñez, sus juegos, la ilusión de crear tu propio mundo, otra realidad. Esa capacidad del ser humano por simular, por fingir, por escapar del corsé de lo inmediato, de disfrutar de las ilusiones, de crear y vivir otras vidas, de jugar en suma, hará imposible que el teatro muera. Las musas no lo permitirán. Como bien sabéis, soy amante del teatro, desde niño. Como otras muchas personas. Hoy también es nuestro día. ¡Disfrutemos!
2 comentarios:
De acuerdo totalmente, Francisco Javier.
Aunque bajo mi punto de vista, en tu relato te ha faltado decir: Cuando los adultos juegan a la política, también hacen teatro. ¡Y qué teatro!
Teatro del bueno. Los hay muy buenos actores. «Lo tuyo es puro teatro, falsedad bien ensayada, estudiado simulacro».
Quizá no se necesite ya echar mano del teatro convencional, del de los escenarios y los patios de butacas, porque ahora hacemos todos mucho teatro. Teatro son la mayoría de los programas que hacen las televisiones.
¿Un ejemplo? El programa "De buena ley", de Telecinco. Lo sé de buena tinta porque a mi hija, que lleva una empresa teatral, la han escrito pidiendo actores para el programa.
El teatro nunca muere, sólo cambia de bando, de utilidad, de dueño.
¡¡Larga vida al teatro!! A ese que se celebra a escala mundial cada 27 de marzo.
En la política hay buenos actores y malos, muy malos, sobreactuados, falsos, clones unos de otros. En la política el teatro se pervierte, pues confunden el aprendizaje de modos y maneras con la emulación estúpida, la repetición de lugares comunes, la adulación al líder o el engaño deliberado. La mayoría de las veces el teatro de la política es del mal teatro. Prefiero el que se hace sin engañar en los escenarios naturales.
Publicar un comentario