Hoy una receta, para relajarnos un poco cocinando.
Troceamos la sepia (el tamaño, según los comensales; hay congeladas y limpias ya, de diferentes tamaño y pesos).
Hacemos la salsa picando o rayando media cebolla (o una pequeña) y un tomate pequeño. Añadimos dos o tres dientes de ajo picados, una hoja de laurel, uno o dos clavos de olor, dos o tres granos de pimienta negra y sofreimos en aceite de oliva.
Después añadimos la sepia y rehogamos un poco. Regamos con agua y aromatizamos con vino blanco según gusto (para mí, Montilla o Moriles).
Debe estar al fuego hasta que se dore y ablande la sepia y quede hecha la salsa (unas dos horas aproximadamente).
Para finalizar se le echa la sal, también a gusto de los comensales, algo antes de apartarlo del fuego. Yo lo acompaño de patatas fritas, no muy hechas, como podeis ver en la foto.
Para mí, está mucho mejor si se come, como mínimo, al día siguiente (o posteriores, si se congela) y lo recalentamos. Esto es lo que he comido hoy.
¡¡Que os aproveche!!
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