WINDHA (UNA HIPERHISTORIA)
Suprimidos los últimos resquicios de la esfera, ésta aparecía tersa, turgente, blanquecina, a modo de pelota pingponera. Y, a propósito, el muelle, mi muelle, tu muelle, su muelle, ¡nuestro muelle!, vuestro muelle (¿el de vuestra merced?) ¡ése!, ése galopa cual vil corcel empujado por las furias.
1ª Entrega
Mirada penetrante, oblonga, perenne. La camarera mira a la vez que seca los vasos, tras la barra de la taberna. Penetrante, oblonga, perenne la sombra del muelle, mi muelle, tu muelle. El saxo toca, penetrante, oblongo, perenne, infinito, parmenídeamente inmutable, la leve musiquilla palaciega tipo corte última-ola-neobarroca-freejazz. Enanito’s, taberna-tugurio-ópera no aparenta ni la más tenue modificación en su microscópico-bacteriana atmósfera de crueldad penetrante, oblonga, perenne.
Suprimidos los últimos resquicios de la esfera, ésta aparecía tersa, turgente, blanquecina, a modo de pelota pingponera. Y, a propósito, el muelle, mi muelle, tu muelle, su muelle, ¡nuestro muelle!, vuestro muelle (¿el de vuestra merced?) ¡ése!, ése galopa cual vil corcel empujado por las furias.
1ª Entrega
Mirada penetrante, oblonga, perenne. La camarera mira a la vez que seca los vasos, tras la barra de la taberna. Penetrante, oblonga, perenne la sombra del muelle, mi muelle, tu muelle. El saxo toca, penetrante, oblongo, perenne, infinito, parmenídeamente inmutable, la leve musiquilla palaciega tipo corte última-ola-neobarroca-freejazz. Enanito’s, taberna-tugurio-ópera no aparenta ni la más tenue modificación en su microscópico-bacteriana atmósfera de crueldad penetrante, oblonga, perenne.
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