domingo, 23 de diciembre de 2007

WINDHA (UNA HIPERHISTORIA)

8ª Entrega

Windha sabía a ciencia cierta que les estaba engañando. A estas horas -pensaba- me estarán concediendo el título de “meretriz de las meretrices”. Y no era para menos. Rechazar un tornillo sólido, eterno, por un muelle. ¡Que desfachatez!, ¡frívola!. Pero su pensamiento quedó interrumpido, pues pronto notó la avasalladora frescura del éter. Sus piernas fueron las primeras en advertirlo ya que, con las prisas, se había olvidado en el hotel la escafandra, y llamar falda a la prenda que pretendía cubrirlas era una exageración, casi un insulto. Pediré refugio en el Círculo de Temístocles, se dijo sin esperar a que su simulacro de cerebro elaborase una información más responsable.

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