miércoles, 26 de diciembre de 2007

Socialismo y canon

Leo en el ABC del día 24 un artículo de opinión de Diego Medina, titulado Socialismo, tasas y Navidad. Resalto el siguiente párrafo:

Lo que no podía suponer yo, en aquellos años, es que después de mucho tiempo, un gobierno socialista en España, contribuiría legalmente a favorecer la creación de acumulados sobre la llamada «propiedad intelectual», es decir sobre la producción cultural. Si el mero hecho de proclamar la propiedad -en lugar de abolir cualquier forma de propiedad- sobre la producción intelectual, constituye ya, de por si, una traición al marxismo -traición en la que participan todos los cómicos «falsos socialistas» españoles-, la consagración de un canon -un plusvalor sobre los medios que sirven a la reproducción de la cultura- me parece el máximo de hipocresía por parte de quienes se llaman solidarios demócratas; cuanto más cuando quién deberá pagar el canon es el pueblo y sólo para que determinados capitalistas -vestidos con la piel del socialismo- sigan haciendo crecer su acumulado.
Siento compartir la opinión de este catedrático de Filosofía del Derecho de la Unversidad de Córdoba, y más cuando la recoge este diario conservador. Pero ya conocéis mi postura respecto al canon. No había pensado en que la plusvalía de mi esfuerzo se la apropiasen unos intelectuales que, muchos de ellos, además, presumen de marxistas (o la verdadera izquierda), porque hace muchos años que dejé de pensar en clave marx¡sta y mi posicionamiento ideológico derivó pronto a la socialdemocracia (además la teoría de la plusvalía es de lo más enrevesada). Pero esta opinión (la de Diego Medina) pone de relieve lo contradictorio de la postura de mucho "progre" respecto al canon.
Ya hay quién ha resaltado que esta defensa del "dichoso recargo" se parece mucho a la postura de los primeros obreros, a inicios de la revolución industrial, cuando se dedicaban a destruir las máquinas porque les quitaban el trabajo. Lo progresista es buscar nuevas formas de producción "más justas y menos alienantes", y no aferrarse a modelos anticuados (el canon se inventó para las cintas de cassettes, prácticamente desaparecidas), que solamente sirven para mantener privilegios. Seguiremos opinando...

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