El miércoles fue el turno de la compañía Síndrome Clown, en el Teatro Coliseo. Un grupo esperado. Siempre ha habido compañía preferida por el público palmeño, y cuando alguna ha cansado, unas veces se ha sustituído por otra o, como cuando el público votaba su espectáculo favorito, el favor se decantaba en esa edición por sorpresas que no sentaban muy bien a los profesionales, caso de cuando ganaban las compañías de danza. El paso del tiempo y el cansancio hacen mella en las ideas de las compañías veteranas y el público lo nota y paga con la deserción. Aunque siempre se pueda recuperar el favor de los espectadores.
Síndrome Clown tiene un estilo del que gusta a la mayoría: comicidad. Como su nombre indica, su mundo es el del payaso, y con la visión de los payasos nos presentan sus obras. Algunas, como "La prematura muerte de un viajante", "Este circo no es normal", o "Estocolmo (se acabó el cuento)" han sido un éxito rotundo. Ayer representaron "Cineclown 3D", y en el Teatro Coliseo, plaza de primera categoría que da miedo a muchos por su enorme escenario, y la llenaron con unas 500 entradas. Algo que da idea de las ganas de los espectadores por ver su actuación. No defraudó. Hicieron lo que se esperaba de ellos: parodiar algo, en este caso el cine, haciendo el payaso, en el buen sentido de la palabra.
Los tres protagonistas empezaron a divertir a la gente en la calle, esperando para entrar (el vendedor de palomitas), durante el momento de acomodarse en las butacas (el acomodador y la limpiadora) y, por supuesto, en la representación propiamente dicha. La idea, simple: un cine en 3D, tan de moda, pero falso en realidad, es el teatro en sí mismo, donde los actores y actrices, no es que parezcan que se salen de la pantalla para están contigo, sino que aparecen en realidad. Para ello, parodias de Lo que el viento se llevó, El resplanor, Rocky, La tentación vive arriba, Rambo, Pesadilla en Elm Street...Los tres intentan hacer la película en 3D que salve el cine. Y les salió bien. No la película, sino el espectáculo teatral. El ritmo de la obra no se relajó en ningún momento. Y hasta consiguiron que muchos se colocaran las gafas 3D, es decir, el antifaz. Nadie salió descontento. Cuando se arriesga, se puede triunfar. Ellos dieron muestra de valentía y triunfaron. Aunque hagan el payaso.
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