El pasado 25 de septiembre se produjeron las cargas policiales contra los manifestantes que protestaban en las cercanías del Congreso de los Diputados. Protestas que se repitieron en días posteriores. El Ministerio del Interior ha defendido su actuación, a todas luces desproporcionada y repleta de trampas, como la de policías infiltrados que estaban entre los que provocaban incidentes. Hoy me he enterado de que también entró la policía en la estación de Atocha, disparando en su interior y atacando incluso a los pasajeros que estaban esperando para coger sus trenes en los andenes.
Una vergüenza de la que el SUP, un sindicato de policías, ha protestado, pidiendo la destitución algún responsable. Sin embargo, Cosidó, el director general de la policía, aprovechando la felicitación a los agentes por su patrón (continuamos con el adoctrinamiento y la apropiación indebida en las instituciones del Estado, que son de todos, independientemente de la religión de cada uno), ha defendido estas actuaciones que exceden claramente su función, diciendo que "han actuado con la profesionalidad, prudencia y firmeza necesarias para vela por la seguridad y los derechos de todos". Obviamente, a la luz de las imágenes, no han velado por los derechos de todos. Al menos de esos asombrados, asustados y apaleados pasajeros y periodistas, no. La fuerza bruta no es profesionalidad.
Curiosamente el 29, ayer, se cumplía el aniversario del nacimiento de Miguel de Unamuno. Y me he acordado de su incidente con el general Millán Astray, el fundador de la Legión, en la Universidad de Salamanca el 12 de octubre de 1936. Ese donde le gritó "¡Muera la intelectualidad traidora! ¡Viva la muerte!" (y no "muera la inteligencia" como se ha dicho muchas veces), cuando el filósofo, rector de la Universidad, les echó en cara a los asistentes al acto de apertura del curso académico el que lo convirtieran en un mitin fascista. Unamuno salió escoltado entre insultos y amenazas, tras decir, entre otras cosas: "Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis, porque para convencer hay que persuadir. Y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha". Eso es lo que hace este gobierno: vencer con la fuerza bruta, no con la razón. Por desgracia, la historia se repite.
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