Hoy se cumplen cien años del estreno de una obra de música clásica verdaderamente revolucionaria: La consagración de la primavera, de Igor Stravinsky. Un estreno polémico por renovar los lenguajes musicales de moda hasta entonces. Este ballet fue recibido con numerosas protestas, por su forma, al dar un importante papel a la percusión en la música, y por representar un tema de contenido pagano: un rito de la Rusia antigua, donde los primitivos habitantes de este país realizan un sacrificio para acabar con el invierno y para ayudar a que renazca la luz y el calor en la naturaleza. Por eso fue revolucionaria, doblemente. Por eso fue polémica, escandalizando a los puritanos, tanto desde el punto de vista musical, como del ideológico. Un amigo me descubrió a este autor. Para mí, escuchar con detenimiento el disco de vinilo que me compré hace ya muchos años con esta obra, interpretada en 1977 por la Orquesta Filarmónica de Berlín y dirigida por Herbert von Karajan, fue un verdadero revulsivo para acercarme a la música clásica contemporánea. Y una experiencia embriagadora, moderna, liberadora, de vanguardia. ¡Que extraño se me antoja que sea ya centenaria! Disfruten de un fragmento, la obertura.
¡Feliz centenario!
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