El obispo de Córdoba sabe de medios de comunicación. Desde que llegó a la Sede de Osio (como le gustan llamarla allí sus propagandistas locales) no ha parado de salir a hacer declaraciones polémicas. Con CajaSur se cubrió de gloria. Pidió que se quitara el nombre de "Mezquita" al edificio de la catedral cordobesa, porque sabía que la polémica iba a "dar la vuelta la mundo". También acusó a la UNESCO de tener un plan para "hacer que la mitad de la población mundial sea homosexual".
Ahora nos sale con otra perla. Ha dicho que "la incitación a la fornicación es continua en los medios de
comunicación, en el cine, en la televisión, incluso hasta en algunas
escuelas de Secundaria, dentro de los programas escolares". Al obispo no le gusta la fornicación. Es lógico, ya que defiende como único medio, para la práctica sexual, el matrimonio cristiano. Hace unos días comentaba con unos amigos el asunto del matrimonio. Uno decía que es un sacramento, luego no había matrimonio fuera el rito católico. Yo le advertí que el matrimonio existía antes de que naciese el mismo cristianismo. Él insistía en que antes solo había uniones de hecho. Le indiqué que en otras culturas existía, y, aquí, por ejemplo, en tiempos de los romanos existía ya el matrimonio como institución, y además de tres formas reconocidas en derecho. Como no daba su brazo a torcer le pregunté: "¿No fue Jesús a las Bodas de Caná, según la Biblia? Entonces ¿no fue a la celebración de un matrimonio antes de que la iglesia lo creara?" Al darse cuenta de la paradoja que suponía el texto bíblico, en contradicción con sus postulados, sí dio su brazo a torcer. Y me reconoció que le había convencido.
Este caso es un ejemplo del dogmatismo que profesan algunos. Cerril, obstinado, falto de flexibilidad y sensibilidad, poco inteligente. Y en algunos casos, interesado. Como en el caso del obispo cordobés, que busca, una vez más, la polémica. Negando el derecho a la sexualidad a quienes no están casados por la iglesia. Y, de paso, atacando el sistema educativo que no se doblega a los designios y dogmas de la organización del señor obispo. Atacando a un sistema educativo basado en la ciencia y no en la fe.
Supongo que si hablara con don Demetrio no le convencería, como sí lo hice con mi amigo. No obstante advierto a su eminencia que el sexo es muy poderoso, y necesario para el "creced y multiplicaos". Que si sus fieles practicaran la "castidad" que propugna, o la que se les supone a sus ministros, con el tiempo terminarían extinguiéndose como grupo. Él lo sabe, como sabe que no somos de piedra. Porque, con un panorama como el de la imagen, no me extraña que hasta las piedras se conmuevan y hasta se muevan. Y entonces, pasa lo que pasa. Así es la naturaleza, señor mío.
2 comentarios:
Eso es un gran problema para la iglesia un ser humano necesita de algo natural que vada uno posee , uno puede servir pero no es necesario que no tenga una pareja para poder realizar cosas que alimenten la vida y se complementen
Pues claro, Marcos. La naturaleza es anterior a las instituciones de los hombres, como lo es el matrimonio, las cree el Estado, la Iglesia o la comunidad budista.
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