Hoy es 31 de julio y muchos españolitos y españolitas han cogido "carretera y manta" para iniciar el viaje que les llevará a sus destinos de las deseadas vacaciones. Esos que tienen la suerte de trabajar y les toca el turno de agosto. Parece que la operación salida (y retorno para otros) ha empezado sin problemas dignos de reseñar, como para darle gusto a ese Rajoy que nos ha pintado un panorama como de "Mariano en el país de las maravillas", ya que se acercan las elecciones generales. Pero no quiero hablar de política. Sino del verano, que sigue su curso, aunque hayan bajado las temperaturas agobiantes que están caracterizando toda la temporada. Quiero hablar de las vacaciones, que, aunque lleve poco tiempo en el nuevo empleo, me son también bien necesarias ya, debido a la acumulación de trabajo en estas semanas. Y, aunque tengo que esperar a mediados de agosto, el ver un reportaje sobre Capri ha sido una bocanada de aire fresco, un motivo de relajación que me ha anticipado el deseado descanso. La contemplación de esos paisajes de postal me ha recordado nuestra visita a la isla italiana, hace casi 7 años, en nuestra luna de miel. Así que he querido rememorar el viaje en barco alrededor de la isla, por sus aguas azul turquesa, pasando por debajo del arco de uno de los famosos farallones que hay junto a la costa, besándonos mi mujer y yo, pues dicen que quienes se besan al pasar bajo las piedras de este monumento natural tiene garantizado que su amor durará muchos años. Gran felicidad recordar ese viaje y la hermosura del paisaje. Ya queda menos para mis vacaciones.
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