Cuando hablamos de la tan comentada Dama Blanca de Santa Clara terminé una de las entradas a ella dedicada con: "Y, por cierto, de otro fantasma, visto hace años en el poblado de El Calonge, hablaremos otro día." Sobre fantasmas, apariciones y otros sucesos paranormales similares Palma del Río también tiene sus personajes de leyenda.
"Fantasmas" era el apelativo que durante bastantes años se daba aquí a los pretendientes que, en épocas en que el alumbrado público era muy deficiente, se cubrían con una sábana para ir a casa de su "amada" a "pelar la pava", sin ser reconocidos por los posibles viandantes, ya fuese por ser ésta persona casada o no poder hacerse oficial aún la relación.
Parecían espectros a los que solo les faltaban las cadenas que arrastrar, con su sonido siniestro, para asustar a los curiosos que les pudiesen incordiar sus lances amatorios nocturnos.
Otro tipo de "fantasmas" relacionados con la mala iluminación callejera eran los bromistas que abundaban, sobre todo en noches de verano. Mi padre nos contó que una vez un grupo de estos guasones quiso reírse de un conocido señor mayor que gustaba abusar del alcohol. Para ello, antes de que saliese del establecimiento que frecuentaba para volver a su casa, fueron a ésta, le taparon la puerta con una sábana, y le esperaron agazapados. Cuando el beodo llegó, por su estado y por la falta de claridad, no supo encontrar la entrada, disimulada al confundirse el blanco de la sábana con el de la fachada de su casa. Disfrutaron viendo cómo el viejo iba de un lado al otro de la calle totalmente perdido. Y luego le dieron gran susto y se burlaron de él.
Estas son historias de un tipo de fantasma, más cotidiano en otra época, y menos molesto. Del que me acordaba al principio, el que apareció, supuestamente, en El Calonge, ahora os cuento la historia. Fue a finales del verano de 1987, en septiembre, cuando yo empecé a dedicarle más tiempo al ayuntamiento, por ser teniente de alcalde, cuando llegaron noticias de que trabajadores alojados en el cortijo de El Calonge Alto, próximo al poblado de colonización, habían visto un fantasma. La historia llegó a recogerla incluso la prensa de entonces, como vemos en el recorte de periódico que reproduzco.
Se habló de varias apariciones, tanto entre los campos de algodón, que estaban en plena cosecha, como en las viviendas de los obreros. Unos creían que la sombra blanca y alargada era el espíritu de algún pariente fallecido que le demandaba alguna deuda pendiente. Otros que eran otros espectros que se aparecían como las famosas Caras de Bélmez, dejando ver rostros fantasmales. Otros sentían que se movían objetos. Los medios hablaron de que hubo quien intentó enfrentarse al fantasma disparándole con una escopeta. También me contaron a mí el intento de "agresión" al fantasma. Y lo infructuoso de las batidas para encontrarlo, así como que se ayudaron de luces para verlo mejor.
El revuelo duró algunos días. Y los obreros eventuales que padecieron las apariciones terminaron por irse a otro lugar. Los principales afectados eran un grupo de gitanos. Fue uno de ellos el que intentó hacer frente a la aparición con la escopeta, sin resultado. Lo cierto es que, cuando se fueron, se dejó de hablar del fantasma. Otros empleados ocuparon su lugar en las faenas de recolección del algodón. ¿Fue un intento de echarlos para ocupar su puesto, metiéndoles miedo? Eso era lo que suponíamos la mayoría, sobre todo porque no creíamos en fantasmas. Algunos, no miembros de aquella cuadrilla y sus familiares, siguieron defendiendo después la existencia de la aparición, pero pocos dieron crédito a esas palabras, sobre todo cuando los afectados se dieron a la fuga de forma rápida y sin dejar rastro. Tampoco dejó rastro el "presunto" fantasma. Y desde entonces la historia no la hemos vuelto a escuchar.
También se ha hablado de otras apariciones fantasmales en Palma del Río. Sucesos paranormales que algunos han recogido o estudiado. Pero, esas son otras historias que engrosan el capítulo de las leyendas que hacen de nuestro pueblo otro punto más con su bagaje misterioso.
(Las fotos de El Calonge son de aquí)
1 comentario:
No hay que olvidarse del barrio ferrobus yo fui testigo de sucesos paranormales en una vivienda no hace más de 10 años resulta que era una niña que había muerto en las famosas casas portátiles y que cada noche se presentaba a los inquilinos de esa vivienda a día de hoy nada se sabe si aún sigue el fenómeno pero ese sitio está bastante cargado de leyendas
Publicar un comentario