sábado, 21 de agosto de 2010

Peine

Las olas se estrellan contra las rocas, las olas se funden en la piedra. El agua abraza los hierros alborotados. El aire silba por los acantilados. Todos disfrutan con su frescor, con su humedad, con su bravura. El viento nos empuja a fundirnos con las olas. Una espuma, como de nieve, nos rodea porque así lo quiso la mar, el mar, la casa de bravos marineros. No hay viento que nos deje peinados. No hay peine que domeñe los vientos. El viento y el mar lo son todo.

2 comentarios:

Euphorbia dijo...

Siempre que lo he visto ha sido en verano, cuando debe ser espectacular es un día tempestuoso de invierno.

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

Eso mismo me pasa a mí, que no lo he visto en invierno. Pienso lo mismo, que menudas olas se estrellarán con una buena galerna. Esa foto, fruto de la suerte, la hice en junio pasado. Lo que pasa es que la tarde estaba lluviosa y el viento soplaba con fuerza.