domingo, 23 de junio de 2013

El Colegio San Sebastián, el del Paseo y el de Duque y Flores


Como adelanté en entradas anteriores, vamos a hacer una parada en nuestro viaje imaginario o evocador por esta zona de Palma que estamos recorriendo en estas últimas semanas, en el Colegio San Sebastián, el colegio del Paseo. Después de dejar el Colegio de Antonio García Chaves, el del Frente de Juventudes, como mi padre había tenido una mala experiencia con los Salesianos, cuando mi hermano Pepe estuvo con ellos, decidió llevarnos a otro centro. Y ese fue el San Sebastián. Allí tuvimos entrada en el curso 72-73. Bueno, más bien en las clases de recuperación de verano de 1972, a pesar de haber superado 4º curso sin problemas, porque mi hermana Sole quiso que nos aclimatáramos al nuevo centro. Curiosamente pudimos entrar por las buenas relaciones de ella con el director, Don José Bejarano (entonces llamábamos con el “Don” a todos los maestros). Curiosamente, porque ella era teresiana y él del Opus Dei, congregaciones católicas no muy bien relacionadas que digamos. Coincidimos en la piscina que tenían mis vecinos los Téllez en Las Billalonas, su finca. Allí se fraguó el ingreso. Fue el verano que pasé escayolado al haberme partido el brazo izquierdo. En esos meses conocimos a Don Luis, un maestro natural de Granada, cuyo apellido no puedo recordar. Una persona simpática, bajo de estatura, con el pelo negro algo rizado, que hablaba con rapidez y genio. Creo que era el secretario del centro entonces y nos dio matemáticas durante el curso. Fue nuestro primer maestro. Y nos dejó al año siguiente buscando mejorar su salud, algo que le impedía el clima palmeño.

Exposición de material escolar, en presencia de varios maestros. Foto de la web del colegio.

Otros maestros en los cuatro años de permanencia en el centro fueron: Don José Bejarano, el director, que me impartió clases de religión e inglés, su hermano D. Francisco; Don Juan Copé, muy aficionado a la caza, que se llevaba su perra a las clases, mi tutor de 5º y 6º; Don Antonio García Evans, tutor en 7º y 8º; Don Juan Picón, que nos dio educación física e historia; Don Francisco González, marido de la señorita Beatriz Valdés, directora del Colegio Virgen del Rosario, la sección de niñas, donde estudió mi mujer Anamari, antes de unificarse con el San Sebastián e ir luego al Colegio Séneca; Don Pedro Castellón; Don Jaime; Don Juan, un señor ya mayor, el de la tableta que llamaba “Tizona”...

Una maestra con sus alumnos. Foto de la web del colegio.

Entre los alumnos de los que fuimos compañeros puedo citar a: Rafael Santos, mi cuñado el médico (que cursó 6º y los siguientes cursos en la Universidad laboral de Cheste), Manuel Reyes, Juan Antonio Ortiz Caamaño (al que le he perdido luego la pista), Manuel Martín Palma, Antonio López Alonso (con el que coincidí en el instituto), Manolo Pérez, José Angel Carnicero, Gusano, Eulogio Gamero, Manuel Navarro, José Belmonte (el pintor), José Miguel Bárcenas Onieva, Antonio Mancilla, Juan Rodríguez Onieva, Eduardo y Carlos Palma Naranjo (los “civiquitos”), Juan Palma García y su primo Ponciano (que estaba en otro curso), Rubén Cárdenas Godoy (que creo que tiene un bar en Hornachuelos), José María Izquierdo (mayor que yo), Cristóbal González Fernández (gran atleta, que sucumbió en el mundo de la droga), Juan Palma Manzano, Antonio Martínez Linares, José Rodríguez Domínguez ("Rodri") , mis primos Juan y Sebastián Ruiz Peso (que emigraron a Madrid), Salvador Caamaño, Salvador Vázquez Ceballos, Salvador Fuentes Lopera, José Bernete, Manuel Francisco Velasco Carrasco, Velasco (el de los neumáticos), Francisco Jiménez Cano, Antonio Almenara Logroño (el de la mercería de la Calle Castelar), José Caamaño (el del taller), Marín, Peso (el hijo del distribuidor de cerveza), Manolo Santos (el “canito”), Francisco Carmona Enriquez, Francisco Páez Morales, Linares (el de los Billares Castillo), Evaristo Montañez, Mariano Serrano (el de la farmacia de María Luisa), Juan Ramón Carrillo (aunque no coincidimos en curso) García Martínez (fontanero), Fuillerat ("Fulle"), Antonio Zamora Ortega, Pérez Barca, Limones (que luego estuvo de hortelano con Paco Castillo, "Al Capone")....

Inauguración de micro-escuelas 1959. El alcalde Juan Martínez y otras autoridades (el gobernador civil, Juan V. Barquero Barquero y el presidente de la Diputación, Rafael Cabello de Alba). Foto Diputación.

Mi primer año fue en el Paseo. Los tres siguientes en Duque y Flores. Allí conocimos las Micro-escuelas. Un proyecto que implantó en la provincia de Córdoba el arquitecto Rafael de la Hoz. Clases pequeñas de ladrillo visto, con un ventanal corrido en la parte superior y con techo de uralita (fibrocemento). Aquí conocí a la mayor parte de mis compañeros. Saqué buenas notas, aunque posteriormente mejoraron. El colegio disponía de comedor escolar, cosa que no puedo comentar con más detalle, pues no llegamos a usarlo nunca. Iban cada día preguntando quién se quedaba al comedor.

Patio original del colegio del Paseo, con la alambrada. Foto de la web del colegio.

En 5º de EGB iba a las “misas de campaña” que se hacían los sábados en el patio del colegio. Un patio de terrizo, que luego fue encementado, sin mucha calidad, pues, cuando te caías (nada raro jugando en el recreo o haciendo deporte) te desollabas vivo. El patio tenía dos puertas, cuando tuvo la valla de obra. Antes era una alambrada, como vemos en alguna foto. Y junto a la valla pasaba un tendido eléctrico de alta tensión. Una vez, una pelota golpeó contra los cables provocando un estampido y mucho chisporroteo. Durante varios días, cuando tocábamos la puerta principal (metálica) nos daba calambre (habría algún contacto). Había otra junto a uno de los bloques de los pisos de los maestros. Allí recuerdo que se situaba el vendedor de dulces que venía todos los días durante la hora del recreo. Las niñas tenían entrada por el otro lado del bloque.

Demolición del primer bloque de pisos de maestros

El centro tenía dos bloques de viviendas de maestros, con entrada por la calle. Uno fue derribado a fines de los ochenta, pues estaba ocupado por personas sin vivienda. Hubo una vez una detención y un tiroteo con uno de los ocupantes y eso provocó el desalojo del bloque, tras las protestas de los padres. Algunos de los ocupantes pasaron a unos albergues prefabricados que ofreció la Junta de Andalucía, que se instalaron en el camino de la Chirritana, y que han estado allí bastante tiempo. El otro bloque desapareció años después, cuando el ayuntamiento realojó a sus ocupantes en viviendas sociales.

Foto en el anfiteatro de Itálica.

En 5º hicimos una excursión a las ruinas de Itálica, en Santiponce, Sevilla, y luego visitamos la capital hispalense y fuimos a los Jardines de María Luisa, la Plaza de España y la fábrica de cervezas de Cruz Campo. Allí me tomé mi primera cerveza. En la foto soy el 8º por la izquierda. Me quedé con ella por el escenario en general, el anfiteatro. Muy histórica.

La calle Duque y Flores sin asfaltar, con el colegio a la izquierda. Todavía tenía el letrero de la Obra sindical de vivienda.

El centro de Duque y Flores también tenía sus micro-escuelas y un pequeño patio. Además de algunas aulas mayores. Era de planta casi triangular, como es ahora. En Duque y Flores sufríamos inundaciones con las lluvias. Estuve en un aula con techo de un solo agua, con un muro mayor de cristales, que se rompían frecuentemente, sin calefacción ni aire acondicionado. También había niñas y niños, separados, por supuesto, entonces. 

Visita del inspector, junto a colegiales con la típica camiseta. Foto de la web del colegio.

Allí empecé la relación efímera con los deportes, concretamente con el balonmano. La mayoría se apuntaba al voleibol, porque no tenían que competir en campeonatos locales, al no haber equipos masculinos en otros colegios, y siempre jugaban fuera. Usábamos la camiseta típica roja, con el cuello y las mangas blancas. El número (dorsal) lo hacíamos de skay (ahora llamado polipiel) que comprábamos a un tapicero que había en la calle General Cascajo (hoy Blas Infante). Era la equipación propia de la clase de gimnasia, con la calzona azul marino, que mi madre me hacía porque no había dinero para comprarlas en una tienda de deportes. Luego me decanté por el atletismo: las pruebas de velocidad.

Foto del club local de fútbol, con Francisco Morales a la derecha de pie, con corbata.

En los recreos podíamos comprar los churros que hacía Morales en su casa, que nos pasaba por encima de la valla. Morales, amigo de mi familia, que nos visitó muchas veces (recuerdo que una vez nos trajo peces vivos), tenía un hijo, Francisco, con síndrome de Down, que entraba y salía de nuestro colegio, como por su casa. A veces nos contaba sus historias o nos cantaba una peculiar saeta que se había inventado y nosotros le animábamos. Era una persona estupenda, que se fue hace tiempo de Palma, al morir los padres y su hermana Angelita. También fue gran aficionado al fútbol, ya que entonces el estadio municipal estaba en las proximidades, y acompañaba a los equipos locales, recibiendo por ello el reconocimiento general.

El patio de Duque y Flores inundado. Foto de la web del colegio.

Fue aquí, en Duque y Flores, donde tomé conciencia política y social, donde “giré a la izquierda”. El barrio era de los más pobres de entonces, el barrio de la Soledad. En los últimos tiempos los “grises” (la policía armada) eran habituales por allí, por los conflictos laborales y políticos. Las malas condiciones del centro (algo inconcebible hoy día) hizo que realizásemos la primera huelga de la que tengo recuerdo, todavía en tiempos de Franco. El golpe de estado en Chile, contra Salvador Allende, estaba cercano. En clase de religión tuve algún problema, siendo el director (Bejarano) el profesor. Una pregunta sobre el significado personal de la Navidad, que contesté hablando de la indiferencia que sentía, me provocó un interrogatorio del mismo maestro. Luego al contestar un examen con mi opinión sobre el comunismo, además de la exigida por el maestro (la del papa Pablo VI), me supuso una rebaja de nota considerable. Un antiguo compañero de 5º, retirado de la escuela para trabajar, fue el que me facilitó la entrada en las juventudes comunistas. El verano, tras cursar 7º de EGB, fuimos a una colonia escolar a Fuengirola, en el colegio José Antonio Girón de Velasco. Allí me compré un libro sobre la URSS y una biografía de Lenin. No era nada peligroso, pues la censura y el control ideológico de las publicaciones impedía acceder en el mercado a información objetiva, pero al encontrarme los monitores esos libros ya me encasillaron cómo alguien “raro”. El ambiente para-militar de ese tipo de campamentos me agobió y, aprovechando una visita de mis padres, me fui antes de terminar. En el bachiller, esa vocación política se plasmó con más pasión. Y, nada de esto, impidió terminar con un estupendo expediente académico.

Instalaciones del Paseo, tras la primera ampliación, desde el actual recinto ferial de atracciones, aun no urbanizado.

El centro experimentó obras en los años 90, cuando desparecieron las micro-escuelas y se levantaron aulas en dos plantas, adecentándose las pistas deportivas. Luego en este siglo tuvo otra remodelación importante y varias obras que lo dotaron de más servicios, como gimnasio y sala de usos múltiples. El centro de Duque y Flores se independizó pasando a ser el centro de educación pre-escolar, primero, y luego, el de educación infantil, Vicente Nacarino.

Estado actual del centro.

Y, como los niños están ya de vacaciones, para terminar esta remembranza, recordaremos la excursión de fin de curso y fin de ciclo, que hicimos al terminar octavo de EGB. Estuvimos en Ceuta, algo que nos hacía ilusión entonces, ya que era “puerto franco” y estábamos entusiasmados con ir a comprar, sobre todo, aparatos eléctricos, más baratos allí, al pagarse menos impuestos. 

Excursión de 8º de EGB, en Algeciras, con el Peñón de Gibraltar al fondo. Foto de mi hermano Roberto.

Yo me compré una calculadora que todavía conservo como recuerdo. Tiene un display o pantalla verde, cuyos números se iluminaban, y disponía de funda. Algo maravilloso entonces, a pesar de sus pocas funciones. Hicimos escala en Algeciras, y viajamos en barco. Una pasada. El paso por la frontera era algo emocionante. Y nos lo pasamos de maravilla, a pesar del accidente de Pérez Barca, que tropezó nada más llegar a la ciudad norteafricana con un raíl del puerto y se partió un brazo.

En Algeciras, de excursión. Foto de mi hermano Roberto.


Os dejo algunas fotos del viaje, para terminar. Es difícil concentrar cuatro años de vida en pocas líneas. Este tiempo tuvo sus momentos mejores y otros no tanto. Esfuerzo, anécdotas, sinsabores, placeres... 

En la playa de Algeciras. Foto de mi hermano Roberto.

Lo que sí tengo claro es que de allí salí con la preparación suficiente para afrontar con éxito el bachiller. A pesar de las penurias, el balance es positivo y el esfuerzo personal, unido a la labor de los profesores, consiguió que saliese bien formado. Muchas veces se menosprecia la educación pública, y en aquellos tiempos no estaba prestigiada precisamente. Sin embargo se consiguió el objetivo. Bastantes de mis compañeros, por desgracia, encontraron menos oportunidades. Algunos no terminaron, otros no continuaron. La falta de medios económicos obligó a muchos a ponerse a trabajar demasiado pronto. Pero de allí salimos mejores personas, sin duda. No puedo recordar este paso sin emocionarme. Y sin reivindicarlo.

13 comentarios:

Juana Jimenez dijo...

En ese patio me caí de la bici y aún llevo la cicatriz, hará la friolera de cincuenta años.
Qué tiempos!

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

Bienvenida, Juana. Yo también me caí alguna vez en el patio. Una vez casi me raspo la pierna entera. Menuda lija de superficie que tenía, jajaja.

Por cierto, felicidades.

Un saludo.

Anónimo dijo...

¿Sabéis donde esta la Finca las billalonas? Entonces propiedad de los Téllez, recuerdo ir a la finca a bañarme , pero era tan pequeño que no se por donde se situaba.

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

Pues creo que es la que hay en la carretera que lleva a Lora del Río, poco antes de llegar a El Priorato. ¿Quién eres amigo/a?

Antonio Montero dijo...

Joder Chevi, cuando termines de darle la vuelta al pueblo tenías que escribir un libro con todo lo que estás poniendo.
Enhorabuena por el trabajo y a ver si entre todos te podemos echar una mano con mas fotos y mas comentarios y anecdotas, porque estas entradas si que son la verdadera historia moderna de Palma.
Animo y pa'lante.

Un saludo.

Antonio Montero dijo...


A la excursión a las Ruinas de Itálica fui yo tambien, creo que seria la misma porque tambien fuimos a Itálica, a la fábrica de Cruzcampo y al Parque de Maria Luisa.

Tambien recuerdo que en la escuela del paseo, a la hora del recreo se ponía un hombre con un carrito con chucherias (que buenos estaban los altramuces y los caramelos aquellos rojos con forma de animales) que le decian el Torero, este hombre tambien se ponía en verano en la puerta del cine de la calle Belén.

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

Muchas gracias, Antonio Montero. Con la ayuda de mucha buena gente estamos completando, no creo que la historia, pero sí una buena parte de muchos recuerdos que nos entusiasman. Gracias, también por tu aportación sobre el puesto de chucherías. Tal vez no viésemos en aquella excursión. Son muchos los años que han pasado, pero no por ello se olvida.

Olegario dijo...

En Duque y Flores, “Duquiflores”, se hizo la primera huelga de alumnos. Me lo ha recordado la foto del patio inundado. Eramos cuatro gatos al principio. Yo estaba en el B, no recuerdo si 7º u 8º, recuerdo que estaba en la clase de abajo, las de la pared llena de ventanas (sin cristales). Y el motivo de la huelga fueron dos. Que no podíamos pasar a las clases cuando llovía y que hacía un frío que pela sin cristales en las ventanas. Con la unión de las dos clases conseguimos un carril de hormigón hasta las clases y cristales en las ventanas. Por esa época veíamos por las tardes autobuses de “Grises” y gente corriendo por los tejados. Creo que esto no lo soñe.

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

No lo soñaste, Olegario. Lo de la huelga, que apunto en el texto, ya lo conté en otra entrada:

http://celtibetico.blogspot.com.es/2012/10/huelga-en-la-ensenanza.html

Anónimo dijo...

En la foto del llano de la feria se ve perfectamente los coches de D. Juan Cope (un jabato) y el primero rojo que se ve es el de Dñª Juli. Que buenos recuerdo de mi niñez en ese llano.

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

Por lo que comentas, me parece que ya sé quién eres. ¡Qué memoria! yo no recordaba los coches de los maestros...jajjaja

Dani González Valdés dijo...

Gracias por estas imágenes FRANCISCO Javier. No te puedes imaginar qué recuerdos me traen. Los primeros seis años de mi vida los viví en los pisos que tenían los maestros.
Dani González Valdés.

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

De nada, Dani. El colegio San Sebastián es un parte importante de la vida de muchos palmeños, por eso se merecía un recuerdo.