Se cumplen hoy 45 años de la muerte de Janis Joplin y esto se ha convertido en tema recurrente en los medios y la red. 45 son muchos años de un suceso que truncó una carrera fulgurante que prometía mucho. Y, como les pasó a otros cantantes o músicos que murieron jóvenes (con 27 años), Janis Joplin pasó a formar parte de una leyenda. Eso es lo que yo conocí cuando descubrí el mundo de la música "moderna", de la música que escuchaban los jóvenes de aquellos tiempos de los 70: la leyenda. Tenía solo 8 años cuando la presunta sobredosis de heroína mató a la cantante, y este tipo de música no era el más conocido entonces en la añeja España franquista, donde el movimiento hippy, en el que se situó Joplin, no era bien visto por las autoridades civiles, militares y religiosas. La droga se llevó por delante a muchos de los que quisieron experimentar con sensaciones nuevas, hartos del sistema político, económico y moral de occidente. Con el agravante de una guerra, la de Vietnam, que provocó el rechazo de los jóvenes norteamericanos a los que enviaban a morir a un territorio tan alejado de su país. El movimiento hippy se extendió como una mancha de aceite, con su carácter rebelde, encumbrando a personajes como Joplin, que acabarían convirtiéndose en símbolos o banderas de esa juventud rebelde, y en extraños "héroes" de unas generaciones que preferían una autodestrucción narcotizada a sucumbir en las trampas del sistema. Para colmo su música era rabiosamente atractiva, dejándonos piezas de rock y blues memorables. Eso es lo que hoy merece la pena recordar.
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