lunes, 25 de marzo de 2013

Manuel López Cumplido, "Chacoque"


De porte aristocrático, alto, delgado, enjuto. Adornado por su bigote bien arreglado, siempre con sombrero, y el periódico debajo del brazo (ya sé, ya sé, ese de las tres letras, no por lo que decía, sino porque va cosido con una grapa, como me pedía mi padre que le comprara, para leerlo más cómodamente), con su caminar parsimonioso, así recuerdo a Manuel López Cumplido. Podría haber pasado por un lord inglés, o un hidalgo castellano, dispuesto siempre a "desfacer entuertos", cuando nos saludaba a nuestro paso, o le veíamos sentado, con aspecto elegante, mirándonos con la sabiduría que dan los años. Manuel, al que conocían por "Chacoque", quiso ser torero en su mocedad y llegó a ser becerrista. Se ganó la vida con el campo, la huerta, y era hermano de Rafaela, la de la miel, de la que hablé cuando escribí sobre la calle Manga de Gabán y otras del entorno de mi infancia, donde vivían en casa del "tío Manuel", como le conocía su familia.

Solterón de postín y de conversación caballeresca y educada, era cuidado espléndidamente por sus sobrinas Carmela, Chari y Pepi. Algo cascarrabias en los últimos años, cosa que se podía permitir a su avanzada edad, y por las numerosas operaciones que sufrió, ya que el corazón no le acompañaba en su exagerada vitalidad. Decía que la cadera que también le implantaron era de "un moro", cosa que demuestra que el mestizaje quirúrgico no es perjudicial para la salud, sino que funciona garantizando la longevidad. Vivió los últimos años desmintiendo a los médicos que pronosticaron su próximo final. Alguno de ellos puede que no le haya llegado a sobrevivir. 

Pero ayer, a los 97 años, el tío Manuel, al que sus sobrinas y sobrinas-nietas llamaban "Pepe", nos dejó para siempre. Ya no podrá hacer de las suyas, ya no se podrá tomar sus meriendas-cenas tan peculiares: un tazón grande de leche, con una buena cucharada de Cola Cao, una buena rebanada de pan tostado, una cucharada de aceite de oliva, y a veces el zumo de media naranja. Y para acostarse, una cucharada de miel. Una dieta para vivir muchos años. Allá donde esté usted... ¡suerte, maestro!

8 comentarios:

Carmela Lora dijo...

No lo has podido describir mejor Shevi, tengo que añadir que fué un HOMBRE BUENO,querido por mucha gente y como no por su familía a la que siempre demostró su cariño.
Nos ha dejado un gran vacio pero nos ha enseñado mucho y eso siempre quedará con nosotros.
Gracias Shevi

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

De nada, Carmela. Tú has puesto la guinda: un hombre bueno, si señora.

Anónimo dijo...

Los bellos de punta!! Un ejemplo a seguir para los q le recordamos de saber estar, bondad y como dijo mi tia carmela sabiduria......un sabio!!!

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

Por eso el recordatorio, sobrina de Carmela. Me alegra de que te haya conmovido.

Anónimo dijo...

Pues si muy emotivas tus palabras, gracias!!

Pd: soy el sobrino (rafa) :)

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

Muchas gracias, Rafa. Perdona, te había confundido con una de tus primas. Y enhorabuena por tus triunfos en el mundo de la cocina.

Pepe López dijo...

Hola, soy otro sobrino, Pepe López, y quiero añadir una frase de mi tio Manue que no se me olvida, "sobrino, de todo lo que yo he tenido, lo que más vale es mi libertad".

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

Pepe, bienvenido. Y enhorabuena, porque tu tío era todo un filósofo.