sábado, 12 de octubre de 2013

12 de Octubre: la fiesta nacional, el desfile y Georges Brassens


Cada vez que se acerca el 12 de octubre me acuerdo de varias cosas, por ejemplo que un día como hoy murió mi madre. Eso no se puede olvidar. Pero hay otros recuerdos recurrentes de diferente naturaleza. Uno es la famosa frase de Mariano Rajoy: "Mañana tengo el coñazo del desfile. En fin, un plan apasionante". Así que, cuando oigo la palabra "desfile militar", como el que se realiza con motivo de la fiesta nacional, porque lo anuncian en los medios o por otra causa, siempre me salen las mismas palabras del simpar Mariano: "el coñazo del desfile". Como también recuerdo el resto de la frase cuando tengo que hacer algo molesto, o que no me gusta, por ejemplo: "hoy toca estudiar Derecho Mercantil, un plan apasionante". Hoy ha sido el (coñazo del) desfile. Sin el Rey, que sigue convaleciente de su última operación de cadera, la cadera más cara de la historia de España. Seguro que los pitidos a Zapatero se han repetido como de costumbre. ¡Ah, perdón! que ya no asiste Zapatero de presidente. Seguro que entonces la cosa ha sido corta (no lo suficiente, aunque ya nos darán otro recorte en bienestar social para pagar el coste del desfile) y no habrán asistido los "insultadores oficiales del reino", ya que probablemente, ante tan poco derroche de tropas y armamento, habrán preferido irse a Barcelona, con  el autobús, el bocadillo y la entrada familiar gratis a Port Aventua, a enarbolar banderas con el águila de San Juan, para sumar los 30.000 que han asistido a la manifestación españolista de la Plaza de Cataluña. Bueno, 30.000 según la policía, según Marhuenda y otros pelotas de Rajoy habrán sido 35 millones de catalanes, por supuesto. En fin, repito, apasionante.

La otra cosa que recuerdo es una canción: La mala reputación, de Georges Brassens. Es fiel reflejo de mi pensamiento y de mis sentimientos ante tanto derroche de patriotismo de cartón piedra como vemos hoy. Esas frases del poeta francés no pierden actualidad y son más necesarias que nunca. Todos los 12 de octubre las recito, aunque prefiero escucharlas en versión española, porque no sé francés. Sobre todo prefiero la versión que conocí allá por mi juventud, la de Paco Ibáñez, con traducción de Pierre Pascal y Nacha Guevara: 

"Cuando la fiesta nacional
Yo me quedo en la cama igual,
Que la música militar
Nunca me supo levantar.
En el mundo pues no hay mayor pecado
Que el de no seguir al abanderado
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Todos me muestran con el dedo
Salvo los mancos, quiero y no puedo."



Disfrutadla. A ver si oyéndola, algunos despiertan. 

2 comentarios:

Jesús Herrera Peña dijo...

Es verdad. A mí la música militar nunca me supo levantar.
Genial el gran Brassens.
Sintonizo bastante con lo que dices en el artículo, sin embargo, no creo que sea justo que a Marhuenda le tildes de pelota de Rajoy. Es que no lo es. Marhuenda es el mayor hagiógrafo de Rajoy. A ver cuándo llega la hora en que Rajoy, en justa correspondencia, le erija una estatua a Marhuenda en una rotonda muy céntrica.

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

No creo que le hagan la estatua. Es que entonces tendrían que relacionarse con "artistas". Ya sabes: esos ¡rojos! (palabra de moda como insulto entre el facherío). Con seguir pagándole más que a nadie de entre los medios de comunicación tiene suficiente "premio de fidelidad".