sábado, 1 de enero de 2011

Las aguas del Genil

Ya hemos hecho referencia en varias ocasiones sobre los problemas que se están generando por las riadas en nuestro pueblo y los de alrededor. En los últimos días del año que acabamos ayer, el caso de Écija ha sido noticia por la quinta inundación que han sufrido, a causa del desbordamiento del Genil o de uno de los arroyos que le surten de agua, el Argamasilla, que fluye por el casco urbano entubado y con edificaciones encima. En pocos días de abundantes lluvias los problemas se han repetido y nos han puesto en alerta también a los palmeños, al llegar de nuevo a las huertas el agua.

El Genil en Granada, con el Darro uniéndose por la izquierda

El río Genil es el que fundamentalmente nos da problemas a nosotros en Palma del Río, con sus crecidas, al regar una buena parte de nuestras huertas y discurrir junto al casco urbano. También aquí este río desemboca en el Guadalquivir, que también ha sufrido grandes crecidas últimamente. El Genil nace en Granada, en Sierra Nevada, siendo el segundo río más grande de Andalucía, tras el Guadalquivir, el viejo Betis. Como os conté el miércoles, en días pasados visitamos Granada, parando en un hotel cercano al Genil que discurre encauzado por el casco granadino. Pasamos muchas veces por el Puente Blanco, lugar donde confluye el río Darro con el Genil. El Darro es otro importante río granadino, conocido por la llamada Carrera del Darro, calle que le acompaña en su margen derecha, y en cuya margen izquierda encontramos el monte donde se sitúa La Alhambra. Este río queda entubado subterráneamente desde la iglesia de Santa Ana, hasta aquel puente, pasando por otra importante vía, la Acera del Darro. 

El Darro desde la Carrera
Como vemos en las fotos, la lámina de agua fluye rápida, pero su  caudal es escaso, pues estamos todavía aguas arriba, comparado con lo que veremos después. El antiguo río Singilis va recogiendo también las aguas de numerosos ríos menores y arroyos a su paso por las provincias por donde discurre (Granada, Jaén, Málaga, Sevilla y Córdoba). Con lo que va aumentando su caudal, longitud y proporciones. Dos importantes embalses que lo regulan son el Cordobilla y el Iznájar, del que os hablé en enero del año pasado, el más grande de Andalucía.

Aguas del Genil en el pantano de Iznájar
El Genil, se sumerge en su "hermano mayor", el Guadalquivir, en Palma del Río, en el punto que podéis ver en la fotografía, en la que la población se ve al fondo. Y tras describir numerosos meandros que delimitan lo que conocemos aquí como pagos de huertas. Tierras ricas y fértiles que desde la antigüedad fueron cultivadas y pobladas de frutales, olivos y posteriormente naranjos, que dan un fruto de gran calidad, apreciado en los mercados. 
Desembocadura del Genil en el Guadalquivir, con Palma al fondo
Aunque en estos momentos nos esté perjudicando, en lugar de bendiciendo con su ayuda, pues las repetidas riadas y las abundantes lluvias de esta temporada están haciendo difícil la recolección de la naranja. Y más de un susto nos hemos llevado al ver su caudal tan alto como se vio en el puente de San Francisco Javier, cuando inundó las huertas de la Chirritana y las siguientes, llegando a entrar por su antiguo cauce, en la calle Río Seco. 

El Genil crecido, visto desde la escollera, camino de la Chirritana
El río, lo mismo te da la vida, que te la dificulta, y hasta puede llegar a quitarla. El río, el cauce de la vida.

7 comentarios:

Alfonso Saborido dijo...

Muy bonito el post, sobre todo por recordarme ese recorrido tan bonito del Darro y el Genil por Granada.
Aquí pasa lo mismo con el Guadalete. En su justa medida, da la vida. Pero lo mismo la quita.
Y nosotros los humanos, con esa costumbre de construir al lado de las riberas, o incluso sobre el cauce de los arroyos, como el mismo Jerez.
En fin, no aprendemos que la naturaleza manda.

Octavio Junco dijo...

Dices bien, amigo Schevi; el río lo mismo nos da vida que nos la puede quitar. Como en la novela "Lazarillo de Tormes" dijera el ciego al pobre niño, riendo malvadamente, mientras le lavaba la cara con el vino del jarrillo,"-¿Qué te parece Lázaro? Lo que te enfermó te sana y da salud."
Ahora bien, tantas desgracias seguidas, en tan poco tiempo, por fuerza tiene que hacernos pensar que, en este caso, no es tan sólo el avatar de las crecidas naturales del río lo que nos está afectando tan severamente, sino también la acción del hombre.
Como te decía no hace muchos días, en nuestro siglo los ríos se limpian, se dragan, se encauzan y hasta se canalizan allí donde es aconsejable hacerlo, muy al contrario que nuestro entrañable Genil, que permanece cada año más sucio y abandonado.
Si tienes alguna duda de esto, te invito a que vengas conmigo a cierto punto en que el Genil aborda los pagos de Pedro Díaz a su izquierda y el Rincón a su derecha. Allí pueden verse con alguna frecuencia gran variedad de chatarras y de objetos desechados, como cocinas, frigoríficos, armarios de cocina, además de otros propios de las huertas, como son las naranjas podridas, los goteros rotos por la propia acción del río... Me han asegurado que se ha llegado a encontrar un coche en el lecho del río.
Así, la suerte de los hortelanos no puede ser peor. A los problemas de precios y disminución de ayudas comunitarias hay que añadirle las inundaciones del año pasado y las actuales. El pasado año, vino a Palma la vicepresidenta del Gobierno y prometió ayudas (Orden ARM/1703/2010, de 24 de junio), pero ésta es la fecha en que nadie ha visto un céntimo, ni hay perspectivas de llegarlo a ver, cuando la nueva cosecha está prácticamente arruinada.
¿Qué hacemos? ¿Lamentarnos, llorar, tirarnos también al río?
Un saludo.

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

Alfonso, gracias. Estuve hace poco allí en Granada y eso me inspiró el post. Allí el río va encauzado, porque su caudal lo permite. Y el entubamiento del Darro parece que no ha dado graves problemas, como los ha dado el arroyo Argamasilla en Écija. Comparto contigo la idea de que los hombres, con el desenfreno constructivo, contribuye a agravar los problemas que nos da el río.

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

Amigo Octavio, no puede estar más de acuerdo con lo que dices, pues yo he visto muchas veces ese abandono y el abuso del río como vertedero descontrolado. Los habitantes ribereños contribuimos a que éste nos devuelva los ataques que le hacemos: construcciones ilógicas, ocupación de riberas con cultivos ilegales, basuras...También el cambio de hábitos en los cultivos favorece que las aguas de escorrentía vayan a los ríos y arroyos, en lugar de filtrarse en los acuíferos. Quitamos mucha "maleza", hierbas, desbrozamos mucha superficie que antes retenía el agua y que ahora son verdaderos aliviaderos. Y muchas represas (legales o clandestinas) ayudan a cambiar los cauces de los ríos, modificando su curso. La costumbre de tener una segunda residencia, un "chalecito a primera línea del río" nos pone en peligro, implantando costumbres urbanas no aptas para el medio rural. Todo esto contribuye a lo que dices para que el río se convierta en una trampa para los humanos.

Sobre las ayudas habría que hablar mucho: el golpe de efecto (eficaz una vez, pero frustrante en sucesivas catástrofes), la "letra pequeña" de los seguros agrarios, la falta de títulos legítimos en muchas explotaciones agrarias y en viviendas agrarias convertidas en chalets baratos. Me constan muchas denegaciones de ayudas por estas causas, también por la repetición y la escasez de fondos de estos tiempos. Además que estas ayudas nunca suplen ni suplirán las pérdidas reales de las cosechas. Sí, me temo que seguiremos lamentándonos.

Saludos.

Octavio Junco dijo...

Ante todo, agradecerte el hecho de que tu blog nos sirva para tantas cosas, como expresar en él nuestras opiniones y, en todo caso, de amable distracción. Este último post sobre el Genil es, como dice Alfonso, bonito y didáctico, dos virtudes que se complementan y agradecen.
Sobre los daños causados por las riadas del anterior año agrícola 2009-10 en las huertas palmeñas, me siento obligado a aclarar ciertos equívocos o imprecisiones que no sería justo pasar por alto.
Una cosa es el seguro de cosecha, a cargo de Agroseguros, y otra la ayuda por daños prometida por el Gobierno en la visita de la vicepresidenta a Palma del Río, concretada en la orden de 24 de junio último (BOE del 26) del Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino.
Agroseguros paga lo correspondiente a cada póliza y lo hace a su debido tiempo, entre los meses de abril y mayo del correspondiente ejercicio. Claro que suele haber un tira y afloja por parte del hortelano y del perito que establece la cuantía de los daños; es lo normal y, si no hay acuerdo final entre las partes, se inicia un procedimiento que sentencia de manera objetiva.
Las ayudas o subvenciones por daños, a cargo de ENESA (Entidad Estatal de Seguros Agrarios), son otra cosa muy distinta.
Tales ayudas no sólo no se han pagado a los damnificados que han acreditado el cumplimiento de todos los requisitos legales establecidos, sino que ni siquiera se les han comunicado dentro del plazo de seis meses establecidos por la Orden.
Hace pocos días, tras la Navidad, han comenzado las visitas de los peritos a las huertas y plantaciones de cítricos de Andalucía que han acreditado el cumplimiento de las condiciones exigidas. Visitas que tendrían como objeto comprobar unos daños imposibles ya de comprobar, porque se produjeron entre diciembre y marzo del pasado año. Lo único que han podido ver tales peritos es que las huertas palmeñas están de nuevo inundadas por el río.
En la sede madrileña de ENESA me han dicho que tuvieron que comenzar por las viñas manchegas por la necesidad de proceder a su poda anual; que las solicitudes recibidas de toda España son muchísimas (más de 9.000); que la cantidad total señalada por el Gobierno es insuficiente (9,3 millones); y que, si se cobra algo, será MUY POCO; así, literalmente dicho.
Así que… ¿a qué vino la vicepresidente a Palma, sino a lucir su palmito?
Saludos cordiales y buen humor para el nuevo año, que lo vamos a necesitar.

Octavio Junco dijo...
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Jesús Herrera Peña dijo...

«Al pie del Generalife
en las márgenes del Darro
hay una fuente famosa
la fuente del Avellano»
.

No, no; no era a eso a lo que venía yo. Venía a hacer de ingeniero de puertos, caminos y canales, para ayudar a los andaluces a resolver sus problemas.
1º ■ establecemos unos acuerdos entre la Junta de Andalucía y los ayuntamientos afectados para acordar el montante que cada institución aportará a las obras de desenfangar varios barrios de Écija, Lora del Río y etcéteras.
2ª ■ Nos disponemos a realizar los estudios de redimensionado de las canalizaciones urbanas (como la del arroyo Argamasilla a su paso por el subsuelo urbano), y las necesarias expropiaciones y desafecciones del uso de viviendas que por estar construidas (peligrosamente) a niveles cercanos a la mayor altura registrada de las crecidas de los ríos Genil, Guadalquivir y etcéteras, cada tres por dos van a seguir originando las imparables inundaciones de los barrios bajos.
y 3ª ■ y por último, nos dispondremos a hacer un estudio hidráulico de los cauces de esos grandes ríos andaluces para dragar sus fondos, para construcción de diques y canalización de sus aguas en la parte de arriba de sus aguas de las proximidades de las poblaciones amenazadas, garantizando que ni la mayor crecida del correspondiente río, hará que sus aguas se salgan de la caja propia del río inundando calles, garajes y borbotando por alcantarillas y tazas de wáteres de esas poblaciones tan castigadas.
¿Qué, que eso es costosíííííííímo? ¡¡Joooooo... lines, ¿lo ves? Eso también me lo temía yo.