jueves, 21 de febrero de 2013

Calendario 2013 algo sorprendente


A principios de año se hablaba mucho sobre si éste sería un año de mala suerte. La razón: que fuese el decimotercero del siglo XXI. El número trece tiene mala fama. En muchos lugares se considera que trae mala fortuna. Unos piensan que es porque en la última cena estaban Jesús y los doce apóstoles, y dos de ellos murieron poco después. Algo que vino ocurriendo también, por cierto, durante los años anteriores de prédica de este grupo, y no ocurrió nada malo. Al menos así nos lo han contado. Pero da igual, para los supersticiosos el número es poco querido. Y seguro que más de uno o una se pone nervioso con su contemplación o ante el trance de tener que nombrarlo o escribirlo. 


Es lo que le ha debido ocurrir al que imprimió o diseñó, mejor dicho, el calendario que tengo en mi mesa de estudio. Como estoy matriculado en la UNED, el centro asociado de Córdoba me envía un calendario de mesa para seguir también las fechas importantes del curso. Cosa que les agradezco, porque lo anoto frecuentemente con cuestiones que me interesan, además de ser consultado. Fue precisamente al hacer una anotación, señalando un día determinado, cuando me di cuenta de una errata. En el mes de febrero, tras el día 18 no estaba el 19, sino el 49. ¡Febrero tiene más de 50 días! pensé. El mes más corto del año, que varia entre 28 y 29 días, esto último en los años bisiestos, este año número trece tiene más días que nunca. 


Mi sorpresa fue mayor, más tarde, pues, mientras comentaba la errata, me percaté de que en marzo había otra situación semejante: el sábado 9 no existe. El mes tiene dos días 8, viernes y sábado. Está claro que el diseñador o la diseñadora del calendario ha tenido un momento "supersticioso" y se habrá puesto nervioso/a con la contemplación del dígito nefasto. En un mes sobran días, en el siguiente faltan. Por cierto, el sábado 9 de marzo era la fecha prevista para una comida de amigas de mi señora. Supongo que se citarán entonces el "8 bis". Y que no se pondrán nerviosas ante tal raro cómputo. Seguro que, de todas formas, se lo pasarán muy bien, prescindiendo de la compañía de sus parejas, degustando exquisitos manjares y rememorando hazañas gloriosas. Y eso no tiene nada que ver con el calendario.

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