Se nos cuenta muy a menudo que Pablo de Tarso, el posterior San Pablo, era un judío encargado de perseguir a los cristianos, que, de camino a la ciudad de Damasco, se cayó del caballo y "vio la luz", convirtiéndose a la religión perseguida y pasando a ser uno de sus más célebres mentores. En estos días parece que hemos visto otra "caída de caballo", la de Raúl Castro, el heredero del "trono comunista cubano", vacante tras la "indisposición" de su hermano, el aguerrido y parlanchín Fidel Castro, líder de la "revolución cubana". Una revolución que se ganó el favor del pueblo de esa isla caribeña, gracias a la derrota del corrupto dictador Batista, y que luego derivó en régimen comunista al contar con el apoyo soviético, pues el anterior "amigo americano" del norte no vio con buenos ojos que la isla dejase de ser un burdel y un gran casino para solaz de los adinerados norteamericanos. Luego, el embargo (llamado incorrectamente "bloqueo" por ellos) que impusieron, tras el fracaso de los intentos de derribar por la fuerza al nuevo régimen insular, terminó por afianzar ese apoyo popular, lanzándose el partido único y las instituciones pantalla a propugnar el más fervoroso nacionalismo.
Como las negociaciones para restablecer relaciones entre Cuba y Estados Unidos van bien, parece que el "monarca comunista" tiene que buscar nuevas amistades con las que cimentar el poder de su partido y su casta (¡oh, sí! esa sí que es una verdadera y férrea casta), ahora que las viejas soflamas soviéticas no parece que sirvan para mucho. Así se ha acercado al Papa Francisco, que sigue con sus discursos innovadores, pero que caen bien (o al menos no levantan oleadas de protestas) a "progres" y "conservadores". Así que el viejo "nuevo mandatario" cubano ha encontrado una nueva fe con la que aliarse, aunque fuese vieja en el fondo. Y ha declarado que "Si el Papa sigue hablando así, les aseguro que yo terminaré rezando nuevamente y volveré a la Iglesia católica y no lo digo como una broma". Vamos, que se ha caído del caballo del tradicional ateísmo marxista, para aterrizar en las huellas dejadas por las sotanas en el polvo del camino de Damasco... o de donde sea. Con tal de mantener el poder, estos especialistas en burocracias caribeños, unas veces nacionalistas, otras marxistas, y ahora católicos, son capaces de cualquier cosa. Hasta de bautizarse. Pronto los vemos ayudando a misa. Lo malo para los feligreses es que vuelva Fidel y les endose una homilía de 15 horas. Se le va a acabar la Biblia en pocos días.
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