viernes, 7 de noviembre de 2008

La crisis y la ética

El presidente de Cajasur, Santiago Gómez Sierra, aseguró que la actual crisis financiera internacional "es también consecuencia de una crisis de valores" que ha favorecido "determinadas actuaciones carentes de responsabilidad social". En opinión de Gómez Sierra, esta crisis demuestra que "los valores éticos sí son importantes en la economía", y la solución no pasará solo por la adopción de medidas técnicas de índole económica, sino por "la modificación de las actitudes personales y los valores que presiden nuestra sociedad".

Afirmó que "el mercado no ha castigado el tipo de banca que siempre han practicado las cajas, minorista y de proximidad, sino los negocios sofisticados y de oscura distribución incontrolada de riesgos". El presidente indicó que la actividad bancaria del futuro se basará en instrumentos financieros más sencillos y pondrá el énfasis en la relación con el cliente, "un modelo que en Cajasur conocemos bien porque comenzamos a practicarlo hace un siglo y medio".

Este es parte del discurso que hizo ayer el presidente de Cajasur en la Asamblea constituyente, tras la renovación de representantes que tocaba (yo ya he dejado de serlo en nombre de mi ayuntamiento, al superar los dos mandatos), según la nota de prensa que acostumbra a emitir la casa y que recoge un diario provincial. Y coincido con Gómez Sierra. El origen de la crisis tiene una dimensión ética. La ausencia de regulación propiciada por el neoliberalismo, disfrazada de libertad económica, ha favorecido la aparición de desaprensivos que han puesto en jaque al sector financiero mundial.

Hace algún tiempo le comentaba a un amigo que la causa de la crisis no era, como antaño, el exceso de oferta, o la escasez de materias primas o energía, que castigaban al sistema productivo periódicamente, empobreciendo a la población, sino que tenía un origen financiero. Los bancos y cajas sacaban beneficios hasta en momentos de crisis (la banca siempre gana), pero ahora era allí donde se había generado el problema con las “hipotecas basura”, lo que había causado el tremendo daño del mercado de capitales internacional, y el correspondiente frenazo en la actividad financiera hacia las empresas. Las empresas financieras (bancos y cajas) se habían lanzado a invertir en el sector inmobiliario, creando “productos novedosos” para sacar el máximo beneficio en el menor tiempo posible, aumentando los riesgos más allá de lo que una elemental prudencia nos indicaba, y disfrazando verdaderos fraudes como “ingeniería financiera”. Lo que antes se consideraban reglas de juego que generaban confianza en el tráfico mercantil pasaron a considerarse síntomas de cobardía. Y el desenfreno se impuso, hasta que todo el montaje ha caído por su propio peso, cuando han empezado a fallar los préstamos “basura” negociados como nuevos productos (verdaderos fraudes, muy bien “adornados”).

Es por tanto un comportamiento negativamente ético lo que nos ha llevado a esta situación. Pero suena mal que sea un directivo de una caja de ahorros (que también ha incurrido en “defectos éticos” y en un exceso inversor en ladrillos) el que haga ahora esta valoración. Podría entenderse que es una especie de “confesión de los pecados”, con propósito de enmienda. Y que ésta sería volver a la senda de la regulación y del control de los mercados, por los organismos nacionales e internacionales. Pero ¿es así?, ¿o es la vuelta a la influencia de la moral católica y de los jerarcas religiosos en el ejercicio de la actividad?. Me temo que es esto, un intento de imponer, no la ética universal (si es que existe), sino la moral católica (y sus valores propios), como regla general de comportamiento económico (y humano en general), en el seno de comunidades reducidas, más dócilmente manejables. Un paso más en la ofensiva del conservadurismo para no perder poder, por la vía de considerar los designios de la jerarquía católica como fruto de un derecho natural, fuente de la que deben beber necesariamente los legisladores humanos. La Iglesia católica siempre ha sido enemiga del liberalismo de verdad, y estos neoliberales modernos, con su incívico comportamiento (y argumentario dogmático) van a terminar consiguiendo que las doctrinas reaccionarias derrotadas por la Revolución Francesa y la Ilustración, cobren de nuevo siniestra pujanza. Eso, al menos, es lo que se vislumbra a través de las declaraciones de la jerarquía eclesial.

2 comentarios:

La sonrisa de Hiperion dijo...

Llevaba tiempo sin pasar por tu casa. Felicidades por eso de estar recien casado. Por cierto, a esto de Cajasur se la va la mano un poco con eso de las tradiciones y el sentir de derechas, no?
jajajajaja
Saludos!

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

Muchas gracias, Hiperión. Espero que, ya que me van a cambiar pronto la línea telefónica, pueda actualizar más a menudo y poder intercambiar escritos.

Respecto a lo segudo, pienso igual, se están cargando las tintas en ese lado del espectro ideológico. Otro ejemplo más es el nombramiento del nuevo director general de la obra social (la Fundación Cajasur): el asesor jurídico de la red de centros privados de enseñanza católica. Leí un discurso de apertura de curso suyo...y da miedo. Me temo que la obra social y cultural puede volver a ser un "banco" para financiar doctrina tridentina pura y dura, y propaganda ultracatólica. Ojalá me equivoque, pero la época de las exposiciones de Warhol y "frescuras" similares puede quedarse como un paréntesis bien corto.