domingo, 8 de junio de 2014

Éramos pocos y parió la abuela: los carlistas entran en juego


En medio de las trifulcas sobre si queremos monarquía o república, han surgido otras variables no tenidas en cuenta hasta ahora. Por ejemplo, nadie ha dudado de que el heredero, según la Constitución, de Juan Carlos I, era su hijo Felipe (otra cosa es que se prefiera o no seguir con la monarquía). Es el único hijo del actual rey. Y, como nadie se atrevió a cambiar lo dispuesto en nuestra Carta Magna, sobre la preferencia del varón a la mujer, a pesar de los intentos feministas por modificar estas previsiones tan anticuadas, no heredarán ni la primogénita Elena, ni su hermana Cristina si faltase ésta (menos mal). 


De haberse reformado la Constitución, nos habríamos encontrado en una situación similar a aquella en que la hija de Fernando VII, Isabel, se alzó con el trono para enfado de los tradicionalistas, gracias a la derogación de la llamada Ley Sálica. Lo que trajo como consecuencia las conocidas como "Guerras carlistas", por ser su impulsor Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII, y sus seguidores, al pretender hacerse con la corona, en lugar de su sobrina. Episodios conocidos por todos, como también la pervivencia de carlismo como movimiento político, que fue engullido por el Franquismo, aunque luego se escindió el núcleo original de la llamada Comunión Tradicionalista (los integrados), manteniendo incluso tesis izquierdistas además de mantener la pugna legitimista en favor de la dinastía de Carlos María. 


Viene esto a cuento porque, aunque el carlismo se convirtió en un movimiento minoritario, incluso en su tradicional núcleo navarro, todavía está activo. Y sus referentes, como descendientes del primer pretendiente, viven con la esperanza de conseguir algo. Así hemos sabido que el pretendiente actual, Carlos Javier de Borbón-Parma, hijo de Carlos Hugo de Borbón-Parma, el último aspirante durante el Franquismo, que fue expulsado de España y llevó al Carlismo por la senda del "socialismo autogestionario", se ha ofrecido a hacerse cargo de la corona, tras la abdicación de su pariente, Juan Carlos I. "Éramos pocos y parió la abuela". Ya solo falta que Luis Alfonso, el hijo de Alfonso de Borbón Dampierre, el antiguo marido de Carmen Martínez-Bordiú, la nieta de Franco, salga también reclamando el trono español, como hicieron los franquistas neo-monárquicos con su padre. Entonces, con tanto pretendiente, sí que estará servido el lío. Sería el mejor favor que nos hicieran a los republicanos. 

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