No me gustan especialmente los gin tonics, aunque he bebido alguna vez alguna copa. Prefiero otras bebidas, cuando se da la ocasión. En el Congreso de los Diputados se deben beber muchos. Parece que es la bebida de moda, a juzgar por el precio que pagan sus señorías, por uno. Aunque, si vemos los precios de otras consumiciones, las diferencias con los "de mercado", los que se pagan en la calle, en los bares y restaurantes normales y corrientes, para consumirlos por personas normales y corrientes, sin los sueldos de sus señorías, son también evidentes. En beneficio de nuestros queridos representantes. Que no solo no tienen un sueldo normal y corriente, pagado con nuestros impuestos, incluido impuestos especiales sobre alcohol y tabaco y el IVA que nos subieron el año pasado, sino que además se benefician de dietas suculentas y hasta compensaciones por vivir en Madrid, aunque tengan allí inmuebles de su propiedad para usarlos. Una política repetida de los sucesivos gobiernos ha sido subir los impuestos especiales y el IVA de las bebidas alcohólicas, para aumentar la recaudación y no fomentar su consumo. Por eso es cada vez más difícil beber en la calle. Menos para sus señorías, claro. Deben necesitar muchos gin tonics para hacer buenas leyes. Lo malo es que no se nota. Lo de las buenas leyes, porque lo de los efectos de las bebidas de alta graduación parece que les ayuda a castigarnos cada día más.
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