Hoy, cientos de miles de personas han salido a la calle a protestar por la nefasta política del gobierno del PP, que nos está condenando a la ruina total, con más de seis millones doscientos mil parados, y sin perspectiva de mejora en un futuro cercano. Una protesta más en un primero de mayo más. Los sindicatos han pedido un pacto para combatir el paro, para no resignarse al hundimiento de nuestro país. Pero el PP se ha vuelto a mostrar chulesco con la propuesta de colaboración sindical. El inefable González Pons ha dicho que no "se volverán a aplicar las políticas del PSOE y los sindicatos que arruinaron a España". Parece que son otros los que arruinan al país, ellos no tienen culpa de nada. Sus 16 meses de gobierno no pintan nada en el empobrecimiento de los españoles ni en la destrucción de empleo en este periodo. La herencia recibida es la culpable. Con esto parece que reconocen que sus políticas no sirven de nada. Dan ganas de pedirles la dimisión inmediata. Por inútiles. Esta es la respuesta del PP. Chulería. No es raro, pues la extrema derecha mediática lleva años culpando a los sindicatos de todos los males, haciendo todo lo posible para denigrar a los sindicatos. Estos alumnos aventajados de M. Thatcher pretenden lo mismo que ella consiguió: cargarse a los sindicatos, para dejar a los trabajadores sin instrumentos con los que defenderse de sus antisociales políticas. Da igual que la realidad nos indique otra cosa. Si no gusta la realidad se inventan otra. Por eso algunos, a pesar de las protestas, dan por fracasada la jornada del Día del Trabajador. Cientos de miles de personas no son nada para ellos. Porque no les interesan. Treinta mil sí son importantes, porque siguen sus mentiras con fe ideológica ciega. Eso sí que es un éxito. Está clara la estrategia: mentir y manipular hasta conseguir que no haya resistencia y acabar con los derechos de los trabajadores. Con descaro. No tienen límite.
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