jueves, 23 de mayo de 2013

Nuevos exorcistas


Esa es una de las grandes noticias de hoy. Rouco Varela, ante la gran demanda existente, ha nombrado a toda prisa ocho nuevos exorcistas para su diócesis. Según parece, sus feligreses andan asustados por el aumento de posesiones diabólicas y la proliferación de las prácticas esotéricas, la adivinación, la magia negra, etc. e incluso por las medicinas alternativas, que parecen dar mucho miedo a sus pastoreados, en estos tiempos de crisis y zozobras que vivimos.


Ante tanta inseguridad y austeridad, que nos está dejando más débiles ante lo conocido (la banca, el estado, los empresarios, el gobierno...) e incluso ante lo desconocido, el personal va buscando soluciones no tan racionales al enorme cúmulo de males que nos castiga. Y Rouco Varela está aprovechando para arrimar el ascua a su sardina, metiendo el miedo en el cuerpo a los demás, al estilo de las películas de terror que tanta fama adquirieron en los años setenta. Recordemos "El exorcista", con su niña de cabeza giratoria y verdosos vómitos, más peligrosos que las armas de destrucción masiva que Aznar y sus amigos de la Azores dijeron que había en Irak y no aparecieron, como si de posesiones diabólicas se trataran. Miedo metieron, pero el maligno resultó ser un simple mortal, al que ahorcaron sin piedad, para no terminar, por cierto, con los problemas en la región. 


Por cierto, y hablando de Aznar, seguro que nuestro "admirado" Rajoy ya anda ejerciendo de exorcista, ensayando salmodias ininteligibles con las que expulsar de su vida a su Belcebú particular, ese que le salió en televisión, para asustarle y recordarle quién le había nombrado, y para qué. Ese que amenaza con volver, volando desde su cama, como la dichosa niña, girando su cabeza de melena pija y bigote canoso y recortado, y vomitando su ira contra el gobierno que no cumple su programa electoral. Menudo baño de agua bendita estará lanzando ahora el presbítero sanador sobre el "muerto viviente", su posesión demoníaca, que amenaza salir de su tumba y ya le incordia el sueño con funestas pesadillas. ¡Exorcismo ya!

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