viernes, 31 de enero de 2014

La foto del viernes: la rampa de los juzgados de Palma de Mallorca


Paseíllo: 

1. m. Desfile de las cuadrillas por el ruedo antes de comenzar la corrida. Hacer el paseíllo.

Mucho se ha hablado en los días pasados de este término tan taurino. Hacer le paseíllo. Ese desfile de las cuadrillas antes de hacer sus respectivas faenas. Y todo para referirse a la entrada por la rampa, la famosa rampa de los juzgados de Palma de Mallorca, que hemos visto varias veces desde que el yerno del Rey fuese a declarar por primera vez ante el juez Castro, por el caso Nóos. Ese paseíllo de cuadrillas permite que el respetable ofrezca a los diestros, al principio, sus respetos y aclamaciones de admiración. Como también sirve para expresar alegría por el triunfo o su descontento si la faena de cada respectivo espada ha sido digna de sonora protesta, al terminar el festejo, si se repite el desfile (pues no es raro en este último caso que las cuadrillas recojan sus trastos y escapen sin detenerse al juicio del público. Algo similar es lo que ha ocurrido cuando Iñaki Urdangarín ha tenido que cruzar esa rampa en dirección a la sede judicial, cuando el gentío que le esperaba en el exterior le ha recibido con las protestas por los hechos de los que se le acusa. 

Hace tres viernes el protagonista de nuestra foto era el juez Castro, que pronto recibirá la declaración que ordenó, por segunda vez, tras imputar a la mujer de Urdangarín, la hija menor del Rey, la infanta Cristina. La policía quiere que la infanta no cruce esa fatídica rampa, que hoy es nuestra foto, como si de una pasarela Cibeles del horror se tratara, para evitar que el respetable muestre ostensiblemente sus protestas como si del tendido de la plaza se tratara. Quiere evitar el paseíllo, y el juez decano ha accedido a que la infanta entre en coche al juzgado, sin desfile de cuadrillas. Así que las almohadillas no lloverán sobre la infanta, como les pasa a los toreros que arruinan su faena, para disgusto del público. La rampa se convertirá en calzada y aparcamiento, y no albero del coso. Seguro que los conductores son diestros en el manejo del vehículo y no se les cala el coche en la rampa. El respetable deberá esperar para manifestar su malestar con esta bochornosa faena. Esta vez, la puerta del príncipe será la "puerta de la princesa". Y no la sacarán a hombros, sino bien blindada.

2 comentarios:

Jesús Herrera Peña dijo...

En fin..., no sé..., casi nunca sé lo que hay que saber. Creo saber que no me gustan las pasarelas convertidas en paseíllo para los ciudadanos que tienen que comparecer ante la justicia. Bastante desgracia tienen como para —además— tenerse que pasear por el paseíllo.

Igual que yo, habrá millones de personas que quieren creer que todos somos iguales ante la ley.
Para comparecer ante un juez todos debiéramos tener las mismas condiciones. Todos los imputados debieran ser tratados de igual forma.

Pero yo me pregunto (y no me sé responder): ¿Para qué coños tiene el juzgado de Palma una puerta tan puñetera y tan poco accesible?
O dicho de otra forma: ¿De verdad, de verdad que no pueden llegar vehículos por la rampa hasta la misma puerta? Porque yo he visto coches de policía llegar hasta la misma puerta conduciendo a un detenido.

La borbona hará bien de acogerse a los privilegios que le brinda esa pléyade de lameculos. Vale. Hasta ahí todo humanamente comprensible.
Pero si acudir como imputado a un juzgado ya es suficiente humillación para la persona, ¿por qué la justicia lo pone más difícil; más humillante?

Nadie, nadie que va a comparecer a ese juzgado, debiera sufrir el añadido de tener que bajar esa absurda rampa a pie.

Bueno..., no sé...

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

De eso se trata, no de que la infanta haga o no el paseíllo, sino de que NADIE haga ese desfile entes de entrar o al salir del juzgado, como tú dices. Ya se hablaba hace tiempo de la "pena de banquillo" esa a la que te somete la opinión pública y los medios cuando recibes una citación del juzgado (aunque sea como testigo) si eres un personaje público, ya que a partir de entonces eres considerado un delincuente, sin más. Y en este caso, además, la pena "de paseíllo". Está bien, como dices, que no la sufra la hija del Rey. Pero mejor es que no la sufra nadie y que esa cancela que corta el paso a la rampa esté siempre abierta para que pasen los justiciables, los testigos y los profesionales. Igualdad para todos.