viernes, 14 de febrero de 2014

La foto del viernes: Celia Villalobos, vivir de esto, o la coherencia


Celia Villalobos es una todoterreno de la política y una corredora de fondo. De la extrema izquierda en sus años de juventud pasó, sin ruborizarse, al partido del ex-ministro de Información y Turismo que diseñó la campaña de los "Veinticinco años de paz" con Franco, a la AP de Fraga. Con desparpajo, salero y chulería, atemperada por el gracejo andaluz. Es capaz de defender los postulados de la derecha y al mismo tiempo soltar alguna soflama izquierdista, que pone de los nervios a los dirigentes de su partido. Además de haber servido para burlas, como cuando era ministra de Aznar y habló del "caldito", con la crisis de las vacas locas. Ahora ha vuelto a liarla con el asunto del aborto. Pues ha votado a favor de una propuesta de Izquierda Plural pidiendo la retirada del proyecto de ley de Gallardón. Cuando esta misma semana votó en contra, según se cree, de otra propuesta del mismo contenido presentada por el PSOE, y sometida a votación secreta. El argumento de entonces fue que no iba a traicionar a su grupo porque lo pidiera el PSOE. Sin embargo, sí se produce esta traición al pedirlo Izquierda Plural. Una de cal y otra de arena. Su conciencia funciona, cuando no lo pide el PSOE, su disciplina (y su bolsillo) cuando se trata de machacar al partido de Rubalcaba. Vamos, que si el PSOE pidiera que no dimitiera Rajoy, ella votaba en contra, exigiendo la inmediata renuncia del presidente. Porque lo piden los socialistas. Eso se llama coherencia. Algo que, por cierto, no es exclusivo de Villalobos, ni de su partido. También ha ocurrido al contrario: que el PSOE ha votado en contra de alguna propuesta del PP y luego ha votado favorablemente la misma, si la presentaban ellos. O cuando IU vota en algunos sitios (como en Palma del Río) en contra de sus propias iniciativas, cuando el PSOE las asume. Es el cainismo y el sectarismo de la política española, donde hay que "matar" el contrario, diga lo que diga. Haga lo que haga. Como le pasa a Celia Villalobos, cuando la conciencia no interesa, se echa a dormir. Esa es la coherencia de algunos de nuestros políticos profesionales. 

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