Con motivo de mi post sobre la película "Ocho apellidos vascos", mi hermano Pepe me hizo unos comentarios, referidos al aspecto del aparentar, ya que en la entrada me refería al protagonista de esta manera: "el tal Rafa no es un señorito, sino un pijo sevillano de esos que se creen "lo más de lo más", porque adoptan una indumentaria supuestamente de adinerados, aunque no tenga donde caerse muerto (el señorito sí tiene "posibles"). Me contó que en sus buenos tiempos, en la Maestranza de Sevilla, durante todas las corridas de la feria aparecía un individuo joven en Barrera de Capotes, trajeado con su príncipe de gales, su puro, corbata roja, anillo de sello y zapatos acharolados. Destacaba entre ganaderos, terratenientes, industriales y demás, y se preguntaban quién pudiera ser. Se trataba de uno que echaba la gasolina en la Venta Ruíz, un empleado que guardaba todas las propinas del año para sacarse el Abono de Barrera para todas las corridas de feria, además del importe de los puros y un pisacorbatas nuevo del Giraldillo. Para mi hermano y sus amigos, era buena persona que provocaba la sonrisa, que no envidiaba a nadie, que tenía un alto concepto de su autoestima, y merecía el apelativo que le decían todos los conocidos con humor y amistad: "EL CLASE". Algo muy sevillano.
El concepto de "sevillano" entraña también una parte negativa. Como toda moneda, tiene dos caras. Estas dos partes las expresó de maravilla Benito Moreno en su tema de nombre, precisamente, "Sevillano", del disco "Romances del Lute y otras canciones" (1975). Benito Moreno es un cantautor y pintor andaluz, uno de cuyos temas es muy conocido por ser la sintonía del programa "El larguero" de la cadena SER, "Ra, Ra, Ra", una crítica del fútbol que, paradójicamente, se ha convertido casi en un himno balompédico gracias a las radio. "Yo creo, Señor, en tu gracia porque has hecho al ser humano, y también en la desgracia de, a veces, ser sevillano". Benito Moreno, que se dio a conocer con Carlos Cano y colaboró con los músicos de Triana, pues es hermano del humorista Josele, que antes de dedicarse al humor, estuvo en Los Payos, donde coincidió con Eduardo Rodríguez Rodway, uno de los futuros componentes del trío de rock andaluz más famoso y añorado, se considera a sí mismo un sevillano serio, muy distinto del que me refería mi hermano. Puso música a los poemas de Gustavo Adolfo Bécquer y sufrió la persecución de la censura del Régimen anterior. Lo conocí en el programa de radio de referencia de mi juventud, "Para vosotros, jóvenes", de Radio Nacional. Y me encantó su música, y, sobre todo, sus letras. Famoso también fue su tema "España huele a pueblo". Benito Moreno, un maldito, un sevillano raro: "Soy un sevillano tonto, un sevillano aburrido, de esos que se van de pronto, sin anunciar que se han ido".
Una vez pasada la Semana Santa, donde su tema hoy comentado me saltó una y otra vez a la memoria, lo traigo aquí para disfrutar de su música, de sus descripciones, de su melancolía machadiana, de su sabiduría ancestral encerrada en los versos. La sabiduría del "otro sevillano", no el del tópico que se ha paseado estos días de primavera entre olor a incienso y azahar, con chaqueta azul marino cruzada y gomina. Ni el del popular sevillano de la película, que cualquiera pude reconocer. Sino el sevillano hondo, el serio, el del pueblo que trabaja, que piensa y reflexiona, además de divertirse. Como lo dice en su tema, una plegaria sincera, que comparto:
"No me pidas para ser
sevillano de los buenos
que te rece el Viernes Santo
vestido de nazareno,
suprímeme la desgracia
de caer en la tentación
de volverme un sevillano
de esos de televisión.
Hazme sevillano bueno,
hondo sevillano hondo,
no me hagas sevillanito
señorito y sabiondo"
Otras forma de ser sevillano, que merece la pena recordar de este añorado autor.
que te rece el Viernes Santo
vestido de nazareno,
suprímeme la desgracia
de caer en la tentación
de volverme un sevillano
de esos de televisión.
Hazme sevillano bueno,
hondo sevillano hondo,
no me hagas sevillanito
señorito y sabiondo"
Otras forma de ser sevillano, que merece la pena recordar de este añorado autor.
4 comentarios:
Escribiendo ayer esta entrada me acordé de mi madrina, Conchita Caro. Esta mujer decía que yo era un guasón triste, porque aparentemente era muy serio, pero por dentro me reía de todo. Esta definición es una de las que mejor le viene a Benito Moreno. Guasón triste.
Este comentario/artículo tuyo de hoy, me ha llegado, me ha hecho gracia. (Más que gracia).
Me ha hecho gracia ese relato del sevillano que iba pulcramente makeado a todas las corridas de La Maestranza en la Feria de Sevilla.
Lo de "la gracia" no es que me haga gracia, sino que me recuerda un pasaje muy paralelo que yo viví en la propia Sevilla.
Cuando terminé la mili mi empresa me destinó a trabajar en Sevilla.
Allí conocí a un chaval de mi edad, sevillano auténtico, que salíamos los fines de semana a ligar por ahí.
A mí y a las chicas con las que pegábamos palique, siempre nos decía que era controlador en el aeropuerto de Sevilla. El tío..., chaqueta cruzada, pelo engominado y demás, daba todo el pego de eso que llamamos (peyorativamente) señorito andaluz.
Pasados varios meses, me trasladaron a trabajar en Madrid. Allí me reencontré con un compañero que habíamos coincidido en Sevilla. Y un día salió a relucir el tema del controlador aéreo. Mi compañero me dijo: ¿qué controlador aéreo, si ese tío era peón de albañil?.
Creo que ese fenómeno no es justo ubicarle en Sevilla. Ni siquiera en Andalucía. Es un fenómeno de camuflaje y de apariencias que lo podemos encontrar en cualquier sitio. Fuleros hay por todas partes.
Lo de Benito Moreno..., es un tío que siempre me ha llegado. Le admiro. Hace poco tiempo, hablando de él con un amigo, me dijo que estaba muerto. Yo he ido a buscar las googlerías sobre su biografía y no he visto nada al respecto.
Pero hay queda la paradoja de una canción anti-fúrbol, que desde hace muchos años es la sintonía de un programa de radio machaconamente monografiado en el fenómeno (casi droga, casi adictivo) del fúrbol/religión. Del fúrbol/adormidera; del fúrbol/alienación.
Cierto es que ese fenómeno del "aparentar" lo que no se es no se puede circunscribir a Sevilla, es universal. En mi pueblo también lo veo con frecuencia. Y me pone de los nervios. Ahora bien, el tipo del "sevillano capillita y señorito" es muy reconocible, y para los que tenemos algo de sevillanos y de cordobeses (como es el caso de los de Palma del Río) no es ajeno y sí claramente identificable con el tipo de la capital hispalense, a diferencia del cordobés, del que otro día hablaremos (también con sus dos caras, como toda moneda). Como digo en el post, esta descripción que hace Benito Moreno es muy acertada, y cada Semana Santa me hace recordar su tema hoy comentado.
España huele a pueblo
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