Venezuela se ha convertido en objeto de deseo por parte de extremismos de uno y otro signo. Ideologías opuestas (izquierdistas y derechistas) están convirtiendo a Venezuela en el campo de batalla preferido, desde hace años. La violencia está asolando el país caribeño. Violencia ejercida desde el gobierno y sus seguidores (algo que aprovecha la extrema derecha para lanzar sus dardos contra el gobierno de Maduro y sus políticas, heredadas de Chávez), y también violencia ejercida por la oposición, envalentonada por unos resultados electorales ajustados (lo que sirve de excusa para que los gobernantes conculquen los derechos humanos de la población no afecta). En nuestro país esta polarización también tiene su reflejo en una parte de la izquierda que ve en el gobierno chavista un modelo para seguir aquí, sustituto del perdido "paraíso socialista" de la antigua URSS y sus satélites, y en una derecha que lanza continuamente al aire soflamas de "cruzada anticomunista" como en los años treinta del pasado siglo, equiparando a toda la izquierda con esos simpatizantes del régimen del fallecido Hugo Chávez. Se ve que el campo internacional sigue siendo el espejo donde mirarse por parte de quienes son incapaces de elaborar aquí sus propias políticas.
Hace unos minutos he firmado una de las peticiones que hace Amnistía Internacional, en favor del respeto a los derechos humanos. Unos derechos pisoteados por todos los contendientes venezolanos. Una carta que pide al presidente Maduro que respete estos derechos y que pare la violencia. Este es su texto:
"Estimado Presidente Maduro:
Me gustaría expresar mi preocupación por la violencia que se ha registrado en Venezuela y que ha resultado, según cifras oficiales hasta el 27 de marzo, en 37 personas muertas, incluyendo manifestantes pro y contra el gobierno, funcionarios y transeúntes. Más de 500 personas han resultado heridas y ha habido más de 2.000 detenidos, decenas de los cuales habrían sido víctima de torturas y otros malos tratos.
Es alentador que hayan comenzado las investigaciones sobre estos trágicos hechos pues todas las víctimas y sus familias sin discriminación merecen justicia por lo que han sufrido durante estas últimas semanas.
Le insto a poner los derechos humanos al frente de su agenda política para que los derechos de todas las personas sean respetados y promovidos, mediante el establecimiento de un Plan Nacional de Derechos Humanos, de acuerdo con los representantes de todos los partidos políticos y la sociedad civil. Esto ayudará a abordar la polarización y la falta de confianza que impregna el país.
Sumo mi voz a aquellas personas que creen que la manera de avanzar es que el gobierno y la oposición se comprometan a resolver la crisis política mandando una señal clara a sus seguidores que la violencia y la retórica de confrontación no serán toleradas."
Si estás de acuerdo con la misiva y quieres la paz en Venezuela, y, de paso, quitar argumentos a los que quieren importar aquí la situación que allí se vive, puedes firmar también la carta de Amnistía Internacional. Aquí te dejo en enlace: Protestas en Venezuela: derechos humanos en riesgo, personas en peligro
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