La crisis que estamos viviendo está provocando que en Europa la extrema derecha esté progresando peligrosamente. Los casos de Grecia, Francia y otros lugares demuestran que el fascismo no ha muerto sino que estaba agazapado esperando tiempos mejores para resurgir. Como cuando nacieron estos movimientos ultras, en el periodo entre las guerras mundiales, la crisis les da la oportunidad, con sus mensajes xenófobos, racistas, autoritarios, que calan entre los más castigados por la economía, aunque su política siempre tienda a beneficiar a los menos afectados, a los que provocan el desastre y exigen compensaciones. Ahora ocurre lo mismo. En España los fascismos, derrotados en 1945, no fueron perseguidos, pues el régimen de Franco era uno de esas dictaduras fascistas, que sobrevivió gracias a su entreguismo a los Estados Unidos, vendiendo eficazmente su anticomunismo, cuando el enemigo de los americanos pasó a ser su aliada en la II Guerra mundial, la URSS. Simplemente se "cambiaron de chaqueta", sobre todo a la muerte del general, para seguir mandando. Así, no hubo aquí juicios contra las atrocidades de la extrema derecha.
Las elecciones europeas son una oportunidad para contrarrestar esos mensajes xenófobos, autoritarios y fascistas, que provocan el voto a la extrema derecha o que se aprovechan del desánimo del votante demócrata, harto de que no le tengan en cuenta nuestros gobernantes. Hay un vídeo que pretende recordar ese pasado autoritario que está resurgiendo. En él, el nieto de un militar nazi, encargado del campo de concentración y exterminio de Auschwitz, Rodolf Höss, nos recuerda su historia en ese siniestro centro de internamiento. Rainer Höss nos advierte de que olvidar el pasado es la mejor forma de volver a repetirlo. Su intención es que no nos dejemos engañar por los cantos de sirena de los ultras, que votemos, por la libertad, por la igualdad, porque no están garantizadas. Hagámosle caso. Impidamos que la extrema derecha tenga más poder en Europa. O volveremos a lamentarlo.
1 comentario:
Pues todavía hay quien no se da cuenta de estas cosas, María. Por eso hay que insistir.
Saludos.
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