Hace años, el grupo de amigas y amigos nos hacíamos un regalo mutuo, por las navidades. Por lo general algunos de los más ingeniosos se encargaban de preparar el obsequio, que muchas veces era idéntico para todos: un vaso con los nombres de la panda, una teja, un calendario, una pequeña escultura... Una vez prepararon un cuadernillo con el popular personaje del humorista argentino Quino, la singular Mafalda. Con tiras de esta niña y sus amigos hicieron las particulares historietas de los miembros del grupo, encarnados en los personajes creados por Quino. Todo un lujazo.
El humor, muchas veces pesimista, irónico, infantil y tierno de esta pandilla de niños "grandes", con sus filosofías de la vida y su visión crítica de la realidad, sirvió para caricaturizarnos, unos más que otros, y pasar un rato divertido leyendo sus/nuestras aventuras. Los textos de los "bocadillos" sirvieron para plasmar la imagen que los "artistas" tenían de cada miembro de la cuadrilla, cambiando los diálogos originales por otros alusivos a nuestras propias vivencias y lugares de encuentro.
A mí me "retrataron" en estas viñetas. No llegué a enterarme si me consideraban bueno o no. No me lo dijeron. Y como no he pulsado la opinión en Estados Unidos ni en el resto de Europa, me quedaré con las ganas de conocer esa valoración. El regalo, no obstante, sí sé que mereció la pena.
A Quino le han concedido el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2014. Se lo tiene merecido sin duda. Por algo lo copiaron mis amigos para el regalo. Y el premio, tras 50 años de existencia, al creador de Mafalda le hace acreedor de una buena opinión en el mundo entero. Ojalá encuentre los cuadernos que mi hermana Sole nos trajo de Argentina. Con su deje argentino original. Eso sí que fue también un gran regalo. ¡Enhorabuena, Quino! ¡Felicidades, Mafaldita!
1 comentario:
Se lo merece Quino.
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