Empiezo la entrada citando a Galileo, porque anda la red movida con las declaraciones de un clérigo saudí, que afirma que la Tierra no gira alrededor del Sol, sino que está quieta. Según el saudí, si un avión fuese a China y la Tierra girase en su misma dirección, no podría llegar nunca, o del mismo modo, si se quedase quieto, llegaría a China porque este país se acercaría al avión, al girar el planeta. Como eso no ocurre, es que la Tierra no gira. Así de simple. ¿Qué sostiene esa hipótesis, además del ejemplo? Está claro, los textos religiosos. Como siempre. Ni la velocidad, ni el rozamiento con la atmósfera, ni la ley de la gravedad, ni la potencia, ninguna magnitud de este tipo es contemplada por el clérigo, ni siquiera las comprobaciones que hicieron los astronautas en los diversos viajes espaciales realizados hasta ahora, ¿para qué? ¿no tenemos ya la fe y las escrituras? Como le pasó a Galileo, la tradición religiosa se impone a la ciencia.
Algunos medios se sorprenden por estas afirmaciones, pero no es nada nuevo, e incluso algún periódico ya sostuvo lo mismo a costa de algún libro comentado en él. Recordemos que hace dos años, en febrero de 2013, ya di mi opinión sobre la noticia de un libro de unos matemáticos, Juan Carlos Gorostizaga y Milenko Bernadic, en el que afirmaban la misma vieja teoría geocéntrica. Y los mismos "científicos" reconocían que se basaban en su fe cuando declaraban que su libro estaba indicado para "católicos con buena formación en ciencias". Lo mismo que hace el clérigo musulmán. Pero a aquellos no lo criticaban ni los medios ni sus lectores, claro, son de la misma "cuerda" religiosa. Al "moro" lo descuartizan, lo ponen de majara o de vivir anclado en la edad media.
Los extremos se tocan y los fanatismos religiosos terminan en el mismo centro del universo. Y el fundamentalismo está de moda. Vivir para ver.
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