El cardenal Rouco Varela fue sustituido hace meses (en agosto del año pasado) en su cargo de Arzobispo de Madrid, por parte del Papa Francisco, pero su sucesor, Carlos Osorio todavía no ha podido instalarse en el Palacio Episcopal, pues Rouco no se ha avenido a abandonar la sede arzobispal. Vamos, que sigue de ocupa, tras su cese. El Papa Francisco no es como el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y, por tanto, no ha ordenado el cambio de cerraduras de la sede episcopal, como ha hecho la dirección socialista con el despacho del destituido Tomás Gómez. Algo de eso habrá temido, sin embargo, cuando ya ha empezado la mudanza. Y se va, según nos cuentan, a un piso cercano a la catedral de la Almudena. No uno como esos que la empresa (el fondo buitre), a la que ha vendido el ayuntamiento de Madrid las viviendas sociales, está desahuciando en estos días. Ni un pisito como el de la película del mismo nombre de Marco Ferreri, con guión de Rafael Azcona. Él no tiene necesidad de complicarse la vida, pues se va a un piso de 370 metros cuadrados, con vivienda para el servicio. Como es debido a su alta dignidad, por supuesto. Lástima que haya familias con varios miembros que se exponen a la fuerza a desahucios, gracias a la crisis y la codicia de los bancos y prestamista, que no pueden acceder a "pisitos" como el de Rouco Varela. Lástima que ni Rouco ni muchos de sus colegas hagan nada por conseguir o mantener viviendas dignas a los ciudadanos de este país. Eso sí, el cardenal cesante tendrá mucho espacio por el que deambular y meditar en los días de retiro que le quedan por delante. Cuando termine la mudanza. Ya se sabe, las cosas de palacio van despacio.
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